El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, llamó hoy con motivo de los 76 años de la liberación del campo de concentración de Buchenwald y el anexo de Mittelbau-Dora a no olvidar la barbarie nazi y no permitir que nada semejante vuelva a ocurrir.
Buchenwald representa “la inversión de todos los valores, la perversión del derecho, de la moral y de la humanidad”, la “ideología racista, tortura, asesinato y exterminio”, dijo Steinmeier durante un acto conmemorativo en el Teatro Nacional Alemán de Weimar, sin invitados por imperativo de la pandemia.
“Todo esto es nuestra historia, la historia de nuestro país. No la queremos olvidar. No porque seamos responsables hoy de lo que ocurrió entonces, sino porque todos nosotros, que nos consideramos seres humanos, tenemos la responsabilidad de que nada semejante vuelva a ocurrir jamás”, dijo.
El “horror” que representa este lugar no se explica sólo con la cifra de muertos, sino con “las circunstancias bajo las que las personas fueron desposeídas de sus derechos y explotadas, torturadas y asesinadas”, señaló.
“Y es el lugar mismo elegido para todo esto. Es la vecindad con Weimar”, ciudad asociada con la primera república alemana, la primera Constitución democrática del país, la ciudad de Goethe y Schiller, de Wieland y Herder, recordó.
El campo de concentración de Ettersberg, en referencia a la colina junto a la cual se construyó en 1937, fue renombrado a Buchenwald por la protesta de la comunidad en Weimar, que no quería ver vinculado su nombre a un lugar así, sino sólo a Goethe, agregó.
UN LUGAR DE BARBARIE CON LA CONNIVENCIA DE LOS CIUDADANOS
“Se trataba del nombre. La existencia del campo no despertó apenas otro tipo de oposición en Weimar”, dijo Steinmeier, quien criticó así la connivencia de los ciudadanos.
Las autoridades locales, los representantes de ambas Iglesias, los habitantes de la ciudad y de su entorno, fueron exculpados de toda complicidad o responsabilidad por “no haber sabido ni haber siquiera podido suponer”, sostuvieron, lo que allí ocurría.
No obstante, “la explotación de los prisioneros, los trabajos forzados en empresas en las inmediaciones, fueron un elemento esencial de la economía regional, y no sólo de la armamentística”, subrayó.
Alrededor de 250.000 personas estuvieron recluidas en Buchenwald y sus numerosos anexos entre julio de 1937 y abril de 1945, de las cuales unas 56.000 murieron en ese campo y 20.000 más sólo en el anexo de Mittelbau-Dora.
“La dignidad de las víctimas obliga a que no las olvidemos”, dijo Steinmeier.
La invasión de la Unión Soviética por la Wehrmacht hace 80 años, el 22 de junio de 1941, tuvo consecuencias directas para Buchenwald, recordó, ya que a partir de entonces llegaría al campo de concentración nazi un nuevo grupo de víctimas que se convertiría, además, en el más representado: los prisioneros de guerra soviéticos.
Más de 8.000 prisioneros soviéticos fueron asesinados de un tiro en un recinto especialmente erigido para ello.
En la mañana del 11 de abril de 1945, las tropas estadounidenses libraron una batalla con los soldados de las SS, que emprendieron la huida; en Buchenwald quedaban vivas unas 21.000 personas.
EFE