Más de 700 muertos en las protestas contra el golpe de Estado en Birmania

Más de 700 muertos en las protestas contra el golpe de Estado en Birmania

Los militares golpistas continúan la represión y las detenciones en Birmania
EFE/EPA/STRINGER

 

Las fuerzas de seguridad de Birmania abrieron fuego este jueves contra una manifestación de personal médico en la ciudad de Mandalay y detuvieron a una veintena de personas en una nueva jornada de protestas contra la junta militar que perpetró un golpe de Estado el pasado 1 de febrero, informó la prensa local.

Según el portal Mizzima News, decenas de trabajadores del sector sanitario se reunieron en Mandalay, la segunda ciudad del país, para protestar contra la junta, pero las fuerzas de seguridad los dispersaron abriendo fuego e hirieron a varias personas.

El portal Khit Thit Media indicó que 20 de los manifestantes fueron arrestados pero no hay número de posibles víctimas mortales ni cifras exactas sobre heridos en un contexto de opacidad informativa por los cortes diarios de la señal de internet y las dificultades de los pocos medios digitales independientes que siguen activos.

Birmania vive desde el martes la celebración del Año Nuevo budista, pero los tradicionales festejos han sido suspendidos en muchos lugares y son las protestas en distintos puntos del país las que llenan las calles.

La brutalidad de los uniformados ha provocado severas críticas y sanciones por parte de la Unión Europea y países como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, aunque la comunidad internacional no ha conseguido consensuar acciones comunes como un embargo de armas.

Según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), al menos 714 personas han muerto debido a la represión militar, mientras que más de 3.000 personas han sido detenidas, incluida la líder del Gobierno depuesta y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi.

El Ejército birmano justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, con el aval de los observadores internacionales.

EFE

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