El anuncio de 12 de los grandes clubes europeos de crear una Superliga, en el que participarán 20 equipos, de ellos cinco como invitados, recupera y enfila una idea ya propuesta en la segunda mitad de los noventa.
Las primeras filtraciones de la Superliga surgieron en octubre de 2020, se ampliaron en enero siguiente y se oficializó este 18 de abril de 2021. Éste es el segundo capítulo del intento desplegado por los grandes clubes europeos de crear su propia competición, al margen de la UEFA, tras el fallido de 1997-98.
Sobre la idea de organizar una Superliga continental trabajaba ya la UEFA desde la década de los años setenta partiendo de la unificación de las distintas competiciones europeas (Copa de Europa y la de la UEFA).
La primera propuesta en firme al respecto la efectuó en marzo de 1993 el entonces presidente de la UEFA, el sueco Lennart Johansson, con la que esperaba que importantes clubes se vieran excluidos, por no ganar la liga, del campeonato europeo de los mejores. Pero este proyecto contó con la oposición.
Dos años después, en marzo de 1995, aunque no muy madura, volvió a retomarse la idea en Ginebra entre la UEFA y los representantes de los 28 clubes que participaban en las copas europeas. Se intercambiaron propuestas, pero no se avanzó.
Se barajaron dos posibilidades. Por un lado, una competición con cuatro o cinco equipos por país, y como alternativa una doble competición, unir Copa de Europa y de la UEFA y mantener como segunda competición la Recopa.
A comienzos de 1996 se supo que los principales clubes europeos trabajaban en solitario sobre la organización de esa competición, entre ellos Bayern Múnich, Manchester United, Barcelona o Ajax, a lo que la UEFA se opuso.
En febrero de ese año les ofreció aumentar de 24 a 32 los equipos para la Liga de Campeones, con la participación del defensor del título, los 23 ganadores de cada Liga nacional y 8 equipos no campeones pero con mejor coeficiente europeo en el último decenio, con lo que los “grandes” nunca quedarían fuera.
Sin embargo, el modelo aprobado en agosto de 1996 para disputarse desde la 1997-98 fue más abierto. Una fase previa de 56 equipos (48 campeones de Liga y los segundos de las 8 mejores federaciones), disputando la verdadera Liga de Campeones 24 equipos, de ellos 16 de las rondas preliminares y los 8 campeones de las mejores federaciones.
No contentos los clubes grandes clubes con la nueva Liga de Campeones de la UEFA manejaron su proyecto de Superliga, que se conoció en abril de 1997, en el que participarían 32 equipos a partir de la campaña 2000-01, pero ésta fue frenada por la UEFA, que amenazó con expulsar de su seno a los equipos que la promoviesen.
Este proyecto estaba auspiciado por Media Partners, una compañía especializada en la gestión de acontecimientos internacionales, y ofrecía suculentos beneficios para los clubes. Se le presentó a la UEFA a finales de agosto de 1998, que lo rechazó al ver peligrar su monopolio en la organización de competiciones europeas.
La Superliga preveía que la disputaran 36 clubes en tres grupos, e incluía la Procup con 96 equipos en sustitución de la Recopa y la Copa de la UEFA. La operación, avalada por J.P. Morgan, superaba los 480.000 millones de pesetas (algo más de 2.800 millones de los actuales euros).
El 19 de julio de 1998 se reunieron en secreto, en Londres, dirigentes de 15 importantes clubes europeos para diseñar el modelo final de Superliga Europea para disputarla desde la temporada 2000-01. Lo jugarían entre 12 y 16 equipos, en dos grupos a partido de ida y vuelta, y que sería gestionada por una sociedad creada para este propósito, según desveló un periódico alemán.
En los días siguientes se sucedieron las críticas al proyecto de muchos equipos que no formaban parte de este grupo de selectos, la Comisión del fútbol profesional de la UEFA, presidida por Antonio Matarrese, rechazó por unanimidad este proyecto privado.
Los seleccionadores europeos y la Asociación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIPRO) también la rehusaron, al verla como una competición meramente comercial. Además, la UEFA, FIFA y Federaciones nacionales amenazaron con sanciones contra los clubes “secesionistas”.
Por su parte, los clubes promotores lo defendían y lo veían en marcha en un par de años o tres. Lorenzo Sanz, presidente del Real Madrid, lo veía como una “competición irreversible”. Aunque otros como Franz Beckenbauer, presidente del Bayern Munich, lo difería a dentro de varias décadas.
Para evitar un cisma, en septiembre de 1998 la UEFA remodeló sus competiciones con una Liga de Campeones de 32 equipos en su fase final, a la vez que unificó la Recopa de Europa y la Copa de la UEFA. Modificaciones que entrarían en vigor en la campaña 1999-2000.
Durante casi dos décadas no volvió a hablarse en público de la Superliga Europea, hasta que a comienzos de 2016 volvió a circular, promovida por varios de los importantes equipos de la Asociación Europea de Clubes (ECA), como fórmula para los ingresos televisivos, pero de nuevo el rechazo de las instituciones del fútbol y la división entre los clubes.
Tímidamente, volvió a circular la idea de Superliga cada año desde entonces hasta el anuncio de este domingo.
EFE