El duque de Edimburgo dispuso que un fotógrafo de prensa se escondiera en un pilar falso junto a la entrada de la capilla, para obtener la imagen perfecta de su funeral.
Por Metro
Traducción libre de lapatilla.com
Arthur Edwards, de 80 años, quien se hizo amigo mientras fotografiaba a los miembros de la realeza para The Sun, estaba posicionado para capturar el ataúd que subía las escaleras.
“Con una hendidura en forma de buzón, era como los escondites de observación de aves donde el príncipe Felipe pasó horas de su retiro en Sandringham. Cuando su ataúd pasó por mi escondite y entró en la capilla, la última vez que vi al hombre que fotografié en 40 años, me sentí abrumado por los recuerdos de un hombre increíble”, relató Edwards.
“Desde el punto de vista más inusual de mis años fotografiando a la realeza, estaba lo suficientemente cerca como para ver al príncipe Carlos con un aspecto roto. Al borde de las lágrimas, pude ver que se dio cuenta del peso de la tarea que tenía por delante para cuidar de su madre y la monarquía”, agregó Arthur.
El príncipe Felipe planificó su funeral durante casi dos décadas con precisión militar, solicitando un Land Rover Defender TD5 130 que él mismo había estado modificando desde 2003.
También seleccionó las medallas, condecoraciones e insignias que se exhibieron en el funeral, en el que la familia real se reunió para decir su último adiós al duque en un servicio discreto el sábado.
La reina tenía que sentarse sola en la capilla , vestida de negro de luto y cubriéndose la cara como el resto de la congregación limitada de 30 personas. Mientras el mundo miraba, ella inclinó la cabeza durante el minuto de silencio nacional en honor a su difunto esposo. El servicio de una hora fue visto por 11 millones de personas en la BBC,
Estas fueron algunas de las imágenes tomadas desde el interior del pilar falso:
