Brasil, uno de los países más golpeados por la pandemia, confirmó 3.076 nuevas muertes relacionadas al coronavirus en las últimas 24 horas, mientras que anotó 71.137 nuevos contagios en el mismo periodo, según informó este sábado el Ministerio de Salud.
Desde el inicio de la crisis sanitaria en el país, en febrero de 2020, el gigante latinoamericano acumula un total de 389.492 fallecidos y 14,3 millones de infectados, según el más reciente boletín difundido por la cartera.
El país, que atraviesa una virulenta y mortífera segunda ola de la pandemia, se confirma así como el segundo en el mundo con más decesos por el patógeno, después de Estados Unidos, y el tercero con más contagios, tras EE.UU. e India.
Los números, no obstante, podrían ser mayores, debido a la reducción en los fines de semana del personal responsable de compilar junto a las secretarías regionales los datos, que solo suelen ser consolidados los martes.
La segunda ola de la crisis sanitaria, agravada por la circulación de nuevas variantes del virus más infecciosas, ha llevado al sistema público de salud brasileño al borde del colapso, con buena parte de las unidades de cuidados intensivos desbordadas y en medio de la falta medicamentos para mantener intubados a los pacientes graves.
Sin embargo, pese a las cifras elevadas, los datos de los últimos días pueden indicar que, teniendo en cuenta el número de infectados y fallecidos, Brasil podría haber alcanzado el pico de la curva epidemiológica, aunque en un nivel mucho más elevado que la primera ola, según coinciden autoridades y expertos.
En ese sentido, el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, indicó este sábado en una rueda de prensa que el país vive desde hace dos semanas una tendencia de reducción en los diagnósticos de pacientes con covid-19, aunque reconoció que es una reducción aún “muy pequeña”.
“Consecuentemente, hay una disminución en la presión sobre nuestro sistema de salud, que resulta en una mayor disponibilidad de camas en las unidades de cuidados intensivos”, dijo.
El ministro informó que en los próximos días serán entregados al país insumos para la producción local de vacunas, medicamentos para los llamados kit de intubación y, también, nuevas dosis de inmunizantes, que deberán acelerar el proceso de vacunación iniciado a mediados de enero en todo el territorio brasileño.
Por su parte, la representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Brasil, Socorro Gross, celebró la reducción de nuevas infecciones y decesos en las últimas semanas, pero destacó que se trata de una caída “pequeña” que exige “cautela”.
“Lo importante es que sí tenemos una caída, pero esa caída necesita del apoyo de la población para mantener las medidas de utilización de mascarillas, de distanciamiento, evitar eventos masivos para que esa caída sea aún mayor en las próximas semanas”, advirtió.
Pese a la delicada situación que atraviesa el país, diversos estados han flexibilizado este fin de semana las restricciones impuestas como forma de frenar el avance de la covid-19.
Este sábado, Sao Paulo dio un paso más en su reapertura y liberó el funcionamiento de bares, restaurantes, salones de belleza, museos, cines, teatros, parques y gimnasios, mientras que Río de Janeiro autorizó que todas las actividades económicas operen hasta las 22 horas y reabrirá sus playas a partir del lunes próximo.
EFE