Con Venezuela en ruinas, criminales e insurgentes controlan grandes extensiones del territorio nacional, según informó The New York Times
Llevan agua potable a los habitantes de los áridos matorrales, imparten talleres agrícolas y ofrecen chequeos médicos. Ellos median en disputas de tierras, multan a los ladrones de ganado, resuelven divorcios, investigan delitos y castigan a los ladrones.
No son policías, funcionarios o miembros del gobierno de Venezuela, que prácticamente ha desaparecido de esta parte empobrecida del país.
Todo lo contrario: pertenecen a uno de los grupos rebeldes más notorios de América Latina, considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea por llevar a cabo atentados y secuestros durante décadas de violencia.
Para leer la nota completa, te invitamos a visitar la web de The New York Times