Aunque en la mayoría de los países, se ha tenido que recurrir a las clases virtuales para evitar la propagación del COVID-19, no todos los estudiantes han podido acceder a este tipo de clases, ya sea porque no cuentan con los elementos tecnológicos o porque un conflicto armado no se lo permite.
Por Jair Díaz / Voz de América
Esta es la problemática que se presenta en los albergues temporales de Arauquita, Colombia, adonde más de 6.000 venezolanos llegaron desplazados del estado de Apure por los enfrentamientos que desde el 21 de marzo sostienen la Guardia Nacional Bolivariana y el Frente Décimo Martín Villa de las disidencias de las FARC, que incluyeron ataques aéreos y enfrentamientos armados.
El secretario de Educación del municipio de Arauquita, Francisco Daza, le contó a la Voz de América, que son más de 1.200 estudiantes los que se encuentran en estos albergues en condición de desescolaridad, y por los que se está trabajando en coordinación con organismos internacionales para garantizar su acceso a la educación.
“Estamos trabajando para brindarles actividades recreativas y el acompañamiento con el grupo de psicólogos para la atención de los niños, que en su mayoría están en grados escolares, de primero a quinto de primaria”, reveló Daza.
En ese sentido, se trabaja de manera colaborativa con entidades del gobierno colombiano, autoridades locales y otras organizaciones internacionales, para que estos niños, niñas y adolescentes puedan amortiguar el impacto del desplazamiento y estén protegidos de todo tipo de violencia.
“El tema de la deserción escolar ha sido uno de los grandes desafíos, porque justamente estamos haciendo atención humanitaria de emergencia, nos hemos apoyado con todas las mesas de ayuda, con cooperación internacional para hacer educación en medio de la emergencia. Hemos podido continuar el proceso de escolaridad con algunos niños”, concluyó Lucas Aponte, Gerente de Fronteras del Gobierno de Colombia.
Milena Ruiz, una las víctimas que llegó desplazada a Arauquita debido a los frecuentes ataques aéreos y combates entre la Guardia Nacional Bolivariana y las disidencias de las FARC, así como -asegura- por los abusos perpetrados por el ejército venezolano, cuenta que ha sido difícil para sus hijos poder retomar las clases en Colombia porque en Venezuela lo dejaron todo.
“Tengo cinco hijos y dos están estudiando, pero hasta el momento no hemos enviado las cartillas porque no las teníamos, hasta que la ACNUR nos dio los implementos. Ahora mismo la situación es difícil porque no tenemos mesas para que puedan hacer sus tareas, están estudiando en el suelo”, cuenta Milena, desplazada de La Victoria, quien tiene a sus hijos estudiando en un colegio de Arauquita, pero desde que salieron desplazados, sus hijos no habían podido entregar las cartillas con las que estudian de manera virtual.
Mientras continúan los enfrentamientos en Apure, coyuntura que ya completa más de un mes, al tiempo que la situación para las familias en los albergues temporales se torna cada vez más compleja. Las autoridades siguen buscando soluciones a la crisis.