Mike Tyson supo ser el boxeador más temido del mundo a finales de la década del 80 cuando ostentaba el título de campeón mundial de los pesos pesados y sus resonantes victorias eran tapa de todos los periódicos deportivos del mundo. Es por eso que muchos especulaban en ese entonces si era posible derrotarlo y entre esas personas había otros luchadores también.
Según cuenta el escritor deportivo Fiaz Rafiq en su nuevo libro To The Top: Enter the Octagon, the Ring and Entertainment, se intentó gestar un combate espectacular que una a dos deportes y ponga a prueba al púgil estadounidense. Así como la contienda entre Floyd Mayweather Jr. y Conor McGregor fue un espectáculo inolvidable que tuvo lugar en 2017, a principios de la década del 90 estuvo cerca de celebrarse una similar, pero aún más sangrienta.
La compañía UFC de artes marciales mixtas (MMA) se fundó en 1993 y una de sus primeras figuras fue el brasileño Royce Gracie: “(Tyson) fue desafiado por los hermanos Gracie, en particular Royce, a principios de la década de 1990. La percepción del campeón de UFC era que Tyson era el mejor boxeador del mundo, pero se negó a aceptar que Tyson era el mejor ‘luchador’. Los Gracies tenían razón. Habían estado venciendo a todos los participantes de varios estilos mucho antes de que se diseñara por primera vez el octágono. Y Royce no iba a descansar hasta que hiciera todo lo posible para provocar que el campeón de peso pesado aceptara una pelea real en un entorno sin restricciones. Para resolver el asunto de una vez por todas, Royce desafió formalmente al boxeador más temido de nuestro tiempo a una pelea hasta el final, y también lo hizo su hermano mayor Rickson”.
El objetivo era hacer “un combate a muerte”, es decir, hasta que uno de los dos contrincantes cayera sobre el octógono debido al dolor y al agotamiento. Sin embargo, el peleador estadounidense, que por entonces cumplía una condena en prisión por haber violado a una joven, rechazó la propuesta.
Fiaz Rafiq contó que más tarde el campeón de UFC volvió a intentarlo: “En 1997, el desafío de Gracie volvió a aparecer en los titulares, luego de la publicación de un anuncio de una página en Men’s Health in America, en el que el campeón de UFC desafió una vez más al ex boxeador de peso pesado ‘oficialmente’. ¡En cualquier lugar, en cualquier momento, sin reglas!”. Sin embargo nunca se llevó a cabo.
El propio Royce, según declaraciones que aparecen en el libro, analizó que la declinación de su oferta no sólo tuvo que ver con un posible temor de Tyson, sino además por los consejos de su entorno: “Si perdía una pelea, si sucedía, bueno, el boxeo ya estaba en declive en Estados Unidos, por lo que no hubiese sido bueno para el boxeo”.