Un zapatero de Clarines y un obrero de Barcelona vivieron en carne propia parte del colapso de la red de salud pública en el estado Anzoátegui.
Vivian Ariza / ElTigrense
Ambos, con distintas situaciones de salud, debieron ser traslados por sus parientes, después de ser referidos de los centros de salud a donde acudieron inicialmente.
“No hay ambulancia”. Esa fue la respuesta que dicen que recibieron cuando llamaron a Protección Civil y a Bomberos.
Los familiares, que prefirieron reservar sus identidades, dicen que en cada caso les decían que las unidades para el traslado de pacientes o les faltaban cauchos, baterías o estaban paradas por una falla mecánica.
Ahora esas escenas parecen cotidianas en las puertas de los hospitales y ambulatorios, en donde parece que toda la atención está dedicada a las áreas de atención para pacientes Covid-19, decían testigos de ambos traslados.
“Ni sillas de ruedas se consiguen, no hay camas, es la respuesta más frecuente en las habilitadas áreas de emergencia de los hospitales del estado”, dijo uno de ellos.