Entre las miles de familias venezolanas que siguen buscando refugio en el municipio de Arauquita, Colombia, sobresale la historia de dos mujeres que tuvieron que dejar su país con lo poco que tenían. Jair Díaz de la Voz de América, nos cuenta por qué sus sueños inspiran y hablan de su sentido de dignidad en medio de la tragedia que enfrentan.
Por Jair Díaz / vozdeamerica.com
“Hace más de un mes yo salí de allá, por la situación del bombardeo que hubo y muchas situaciones, porque ya no teníamos qué comer, ni dinero”
Ella es Maribel Coromoto, una víctima más del desplazamiento forzado por los enfrentamientos entre grupos ilegales y la Guardia Bolivariana de Venezuela. Para poder sobrevivir, trajo consigo lo único que podía cargar, su máquina fileteadora. Más que su supervivencia, con ella hoy teje una nueva historia.
“Arreglos en general, coso de todo, tengo tres, dos fileteadoras y tengo una cuaralletera”.
El sueño de Maribel era crear su propia microempresa, anhelo en el que la ha acompañado Luz Miryam, su amiga no sólo de costura, sino de batallas diarias contra la desesperanza.
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