Luego de permanecer cerrado por casi un año al público, aislado por barreras metálicas, el jardín frente a la Casa Blanca reabrió el lunes sus puertas, en otra señal del retorno a la calma en Washington tras las tensiones de la era Trump.
La plaza Lafayette, que normalmente es un oasis de tranquilidad adornado por las estatuas de héroes extranjeros de la guerra de independencia estadounidense, fue en junio pasado teatro de escaramuzas entre la policía y manifestantes antirracistas.
Luego de una semana de tensiones, en la que incluso tuvo que refugiarse en el bunker subterráneo de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump fue criticado por haber ordenado una evacuación por la fuerza del lugar, para hacerse una foto, con una biblia en mano, frente a una iglesia que había sido vandalizada el día anterior en el otro extremo de la plaza.
Las fuerzas policiales usaron entonces gas lacrimógeno y granadas aturdidoras para desalojar a los manifestantes, que en su mayoría protestaban pacíficamente. Luego. las autoridades levantaron una barrera metálica alrededor de la plaza Lafayette y las calles adyacentes a la mansión presidencial.
Ese perímetro de seguridad se mantuvo en el tiempo debido a las incertidumbres surgidas por la elección presidencial y el asalto violento a la sede del Congreso el 6 de enero.
AFP