Camilia Iachini, subcampeona de Venezuela de BMX categoría mujeres jóvenes, sueña con ser medallista olímpica.
Iachini, de ocho años, aspira llegar a los Juegos del 2032. La niña anda en una bicicleta desde los tres años, cuando recibió la primera como regalo de Navidad.
“El bicicross es demasiado divertido”, dijo Iachini, la mayor de dos hermanas, sentada en la sala de su casa en Los Teques, a unos 30 kilómetros al suroeste de Caracas.
Pese a su corta edad, Iachini sabe que “como en el ciclismo, fútbol, en todos los deportes, hay que tener disciplina, constancia y si tienes constancia vas a lograr tus sueños”, agrega con una sonrisa.
Delgada, de largo cabello negro, Camila dijo que conoció el BMX al ver en la televisión local los Juegos de Río de Janeiro en 2016, con apenas tres años, y la deslumbró la aparición de la bicampeona olímpica, la colombiana Mariana Pajón, y la venezolana Stefany Hernández, que logró bronce en esa cita olímpica.
“Cuando vio a esas mujeres saliendo de la tabla (de arranque) dijo ‘papá yo quiero ser olímpica, yo quiero ser olímpica'”, narró Mario Iachini, un comerciante de 34 años, padre de Camila.
Casi de inmediato salió a jugar en la azotea de su edificio y en la calle, y más tarde comenzó a entrenar formalmente en pistas privadas y del Instituto Nacional del Deporte.
Su entrenadora es la campeona mundial y única medallista olímpica del ciclismo venezolano, Hernández, que estará en los Juegos de Tokio que se disputarán este año.
“Esa niña va a volar y estará muy preparada para su campeonato mundial” en agosto en Holanda, dijo Hernández en una entrevista con el portal SportHD News Venezuela el mes pasado.
Desde sus inicios y hasta ahora Camila, que cursa tercer grado de primaria, acumula 25 medallas y trofeos, incluyendo el de bicampeona en el Campeonato Nacional de BMX freestyle, realizado en Caracas en febrero.
El BMX “es un deporte muy competitivo, que un segundo en bicicros es mucho tiempo de disciplina y de constancia (…) para ser el mejor, tienes que enfocarte”, agregó Mario al destacar que considera el apoyo de los padres como indispensable.
“A veces los padres no apoyan al deporte porque piensan que a lo mejor no es algo que pueda ser productivo, pero siempre es importante porque este tipo de deportes le da valores increíbles para cualquier profesión”, agregó.
La madre de Camila, Jessica Zambrano, también comerciante de 34 años, la respalda aunque le preocupan posible lesiones. Pero más allá de sus temores, sostiene que Camila “ha encontrado su pasión y lo disfruta”. /Reuters