“Fue aterrador”: Sobrevivió al brutal ataque de un oso pardo en Alaska

“Fue aterrador”: Sobrevivió al brutal ataque de un oso pardo en Alaska

Un oso pardo en el Parque Nacional Katmai, en agosto de 2020, en King Salmon, Alaska.Abbie Parr/Getty Images

 

Allen Minish estaba solo en una zona boscosa y remota de Alaska midiendo un terreno para una agencia inmobiliaria. De repente, el hombre de 61 años levantó la vista y vio a un gran oso pardo caminando a  tan solo 10 metros de él.

Por Noticias Telemundo 

“Lo vi y él me vio a mí al mismo tiempo. Fue aterrador”, dijo por teléfono a la agencia de noticias The Associated Press el miércoles desde su cama de hospital en Anchorage, un día después de ser atacado por el oso.

El ataque dejó a Minish con la mandíbula aplastada, una herida punzante en el cuero cabelludo -tan profunda que el médico le dijo que podía ver el hueso-, lesiones y muchos puntos de sutura tras una operación de cuatro horas y media. También lleva un parche en el ojo derecho, que sigue siendo vigilado de cerca por los médicos.

Todo sucedió en un encuentro muy breve. Minish calcula que el ataque duró menos de 10 segundos, después de que asustara al oso el martes por la mañana a la altura de la autopista Richardson, cerca de Gulkana, situada a unas 190 millas (306 kilómetros) al noreste de Anchorage.

El oso era más grande que los osos negros de 300 libras que ha visto Minish.

El hombre intentó primero esquivarlo colocándose detrás de unos pequeños abetos. Pero esto no detuvo al oso que los atravesó.

Cuando el oso se acercó, Minish levantó el extremo puntiagudo del aparato con el que medía el terreno y lo empujó hacia el oso para alejarlo.

El oso simplemente lo tiró a un lado y con su fuerza tiró a Minish al suelo.

“Cuando se abalanzó sobre mí, le agarré la mandíbula inferior para apartarlo”, relató y señaló que así se hizo una herida punzante en la mano. “Pero allí me echó a un lado y me agarró un cuarto de la cara”, continuó.

“Me dio un pequeño mordisco y luego me dio un segundo mordisco, y el segundo mordisco es el que me rompió los huesos… y me aplastó la mejilla derecha básicamente”, siguió relatando.

Cuando el oso lo soltó, Minish volteó la cara hacia el suelo y se puso las manos en la cabeza.

Fue entonces cuando el oso se marchó.

El hombre supuso que el oso se fue porque ya no sentía que era una amenaza. Los policías estatales de Alaska dijeron más tarde que no localizaron al animal.

“Me di cuenta de que estaba en muy mal estado porque estaba lleno de sangre por todas partes”, dijo. Llamó al 911 para pedir ayuda y, una hora más tarde, llegó un equipo de emergencias.

Durante ese tiempo se puso su chaleco alrededor de la cabeza para intentar detener la hemorragia. Temía que el animal volviera y lo matara.

“No volvió, así que me quedé tumbado y preocupado”, dijo.

Tras caminar un cuarto de milla a través de pantanos, matorrales y árboles fue trasladado al Providence Alaska Medical Center de Anchorage en un helicóptero.

“Supongo que me siento afortunado”, añadió el sexagenario.

“Sinceramente, no habría importado de ninguna manera. Si me mató, me mató. Tuve una buena vida; sigo adelante. No me mató, así que ahora vamos a pasar a la otra dirección e intentar seguir vivo”, afirmó contundente.

Desde julio se han producido al menos otros tres ataques de osos en Alaska con heridos, incluido uno que mató a un cazador de Ohio en el Parque Nacional y Reserva de Wrangell-San Elías, que está al este de Gulkana.

El Departamento de Caza y Pesca de Alaska afirma que los ataques de osos son poco frecuentes y anima a la gente a evitar sorprender a los animales viajando en grupo, haciendo ruido y evitando la maleza espesa.

 

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