A veces, uno de nuestros párpados empieza a moverse espasmódicamente, como si intentara guiñar un ojo a todo aquel que se ponga a tiro o como si temblara de frío.
En cualquier caso, no os preocupéis demasiado frente a lo que opinen los demás: aunque podáis sentir el movimiento perfectamente, es difícil que los demás lo noten: no parecerá que estáis ligando, ni tampoco que sois un “guiñador”, esa figura de las zonas rurales de Inglaterra que se dedicaban a transmitir el mal de ojo simplemente guiñándote (incluso se decía de las vacas que estaban enfermas que las habían “guiñado”).
Un espasmo involuntario e inofensivo
Si sufrís este temblor seguramente estáis padeciendo lo que se llama mioquimia palpebral, un espasmo involuntario del párpado que es inofensivo, aunque normalmente está desencadenado con la fatiga, el estrés o el exceso de cafeína. Para solucionarlo basta, pues, con relajarse o echarse una buena siesta.
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