Pasajeros del vuelo FR4978 de Ryanair narraron los momentos de ansiedad que vivió el bloguero opositor bielorruso Roman Protasevich, cuando se percató de que el avión sería desviado a Minsk, donde posteriormente fue detenido.
“Entró en pánico, decía que esto (el desvío) era por su culpa”, relató a la AFP Monika Simkiene, una lituana de 40 años, luego de que el avión aterrizó en Vilna, varias horas después de la hora prevista.
“Se volvió a la gente y dijo que enfrentaría la pena de muerte”, agregó, aunque acotó que cuando Protasevich entendió que sería detenido luego de que el avión aterrizara, se vio “muy calmado”.
Otro pasajero, quien se identificó solamente como Mantas, dijo que Protasevich estaba “nervioso al inicio, pero luego cuando entendió que no podía cambiar nada, se calmó y lo aceptó”.
La primera ministra lituana, Ingrida Simonyte, llegó al aeropuerto de Vilna para el aterrizaje del avión, como lo hicieron decenas de simpatizantes de la oposición bielorrusa.
Algunos llevaban banderas de la oposición y otros portaban afiches de apoyo a Protasevich, algunos de los cuales preguntaban: “Ryanair, ¿Dónde está Roman?”.
“Tenemos que mostrar nuestra solidaridad para evitar que nos quiebren uno por uno”, dijo el opositor Aleksander Glachov, de 36 años.
– “Hubiera saltado” –
Bielorrusia forzó el aterrizaje en Minsk del vuelo de Atenas a Vilna y detuvo a Protasevich, quien es buscado por varios cargos relacionados con su activismo contra el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
El activista vive en Polonia, donde trabajó como editor de Nexta, un influyente canal opositor de Bielorrusia transmitido en la aplicación de mensajería Telegram.
El incidente generó indignación internacional, y la Unión Europea (UE) amenazó con nuevas sanciones a Bielorrusia, que ha registrado protestas masivas tras las cuestionadas elecciones del año pasado.
Varios pasajeros recordaron ver a Protasevich, de 26 años, abrir su equipaje y pasarle algunas cosas a su novia cuando quedó claro que el avión aterrizaría en Bielorrusia.
Edvinas Dimsa, de 37 años, contó que “no estaba gritando, pero era evidente que estaba muy asustado”.
“Parecía que si la ventana hubiera estado abierta, se habría lanzado”, comentó Dimsa. | Por Saulius Jakucionis / AFP