El célebre burofax ya es parte del pasado. Messi había acumulado bronca cuando el año pasado decidió irse del Barcelona. Así pudo surfear tal vez la ola más difícil: soportar sin quebrarse el llanto de sus hijos al enterarse de la partida. Pasaron 9 meses de ese 25 de agosto del símil telegrama que se transformó en una bomba mundial. Ahora su humor cambió. Su andar en el vestuario se revitalizó. Su confianza en los dirigentes es otra al ver que Laporta reemplazó a Bartomeu, el presidente que no cumplió sus promesas y había expulsado del club a Luis Suárez. Y, fundamentalmente, en los últimos meses se modificó el plan del club y hasta el clima interno en general. Así Leo volvió a ser feliz en el Barcelona y su íntimo deseo es renovar. Sería por dos años y así podría quedarse hasta el 2023. Hace varios días que su pequeño mundo privado está al tanto de esa idea. Aun cuando en el camino se deben cumplir algunos requisitos para llegar al final feliz. Entre los puntos a resolver están la oferta que le hará el club después de la auditoría y el armado de un equipo poderoso más allá del escudo. Messi es un animal competitivo. No le alcanza con premios individuales o récord de presencias y goles. Quiere un Barcelona para volver a ganar un trofeo importante.
Por Infobae
El entorno de Messi es muy cuidadoso con las filtraciones. Hoy por hoy niegan que esté todo cerrado. Quieren esperar que el Barcelona termine la auditoría y tener otra reunión con los números reales sobre la mesa. Recién ahí se animarán a darlo por hecho. De todos modos, Laporta hace un tiempo sabe qué quiere el mejor jugador de la historia del Barcelona para seguir jugando en el jardín de su casa. Y se mueve hace semanas para complacerlo. No pudo conseguir a Neymar, un punto de ruptura de Messi con Bartomeu. Ahora, a cambio, al capitán le darán un gusto que quería ya en el 2013 y en el 2014. Agüero era el elegido antes de Luis Suárez, quien llegó después del Mundial en Brasil. La historia pública muestra que el Kun se está despidiendo del Manchester City. El domingo hizo dos goles en el último partido en la Premier. Y en los festejos, un descuido de Guardiola le puso el sello a la información. ”Quizás estoy revelando un secreto. El Kun está cerca de cerrar un acuerdo con el Barcelona de mis amores. Va a jugar junto al mejor jugador de todos los tiempos, con Messi. Va a hacer a mi club cada vez más fuerte”, confesó Pep. No hay mejor informante que el entrenador confidente del jugador que se va. Difícil además que llegue el Kun cuando Messi se va a ir. La idea, en principio, es hacer oficial la transferencia después de la final de la Champions contra el Chelsea.
En la evaluación general se coincide en la falta de un delantero. Agüero cumple 33 años el miércoles 3 de junio, la semana que viene. Uno menos que Luis Suárez. Y no solamente es un compinche de Messi, con quien comparte la concentración de la Selección desde que se conocieron en Juveniles. Es un crack. Tiene jerarquía pese a no ser titular en el City. En el plantel actual Griezmann no terminó de explotar. No al nivel de un campeón del mundo que llegó como refuerzo top. Aun cuando sus números en la última temporada indiquen que hizo 13 goles. Es el segundo goleador del equipo, pero lejos de los 30 de Messi. En España cuentan que no tiene intenciones de hacer las valijas. A la vez, se lo ve como moneda de cambio en la búsqueda del otro refuerzo que quieren: un defensor top. De Light ya fue obsesión del Barcelona hace dos años, cuando terminó en la Juventus a cambio de 85 millones de euros. El holandés que está a meses de cumplir 22 años -de selección hace 4- suena como apuntado.
El equipo de Koeman tiene un punto frágil en la defensa. Si bien metió 85 goles, por encima del Atlético (67) campeón y el Madrid (67); recibió en su arco 38, o sea 13 más que el equipo de Simeone y 10 más que el Real de Zidane. Messi sabe que para ganar también hay que defender bien. Al capitán le gusta mirar partidos y si bien no es un obsesivo de la táctica, suele mirar todos esos detalles que no son detalles.
Los otros refuerzos para Messi son internos: el vestuario y su propia motivación. La clave fue ganar la Copa del Rey. Volver a ganar, en realidad. Es lo que más le gusta a Leo. Desde ahí, ese trofeo lo sintió como especial porque venían de años sin pasarla bien. Lo vivió como un punto de inflexión. Se le notaba en la cara. Tal vez fue el primer indicio concreto -o la ratificación propia frente al espejo- sobre su continuidad. Cuando los jugadores más jóvenes del plantel hacían cola para sacarse una foto con él, no lo sintió como una despedida sino como un reconocimiento. Hasta como la responsabilidad de comandar el legado desde adentro. De hecho, desde su propia exigencia en alguna comida en su casa en Castelldefels ya habló como capitán y pidió ganar como exige la historia moderna del club. Lo reclamará desde sus ganas de superarse a casi un mes de cumplir 34 años. “Siempre que compito, compito para ganar. Cuanto más títulos, mejor”, es su bajada de línea. Eso ilusiona a los hinchas del Culé: el 70 por ciento de los votantes en las encuestas de los medios locales piensan que seguirá con la 10 azul y roja. Lo mismo piensa Koeman. “Con Messi, el Barcelona tiene mucho más futuro que sin él”, declaró antes de las reuniones que, según medios españoles, lo dejaron con un pie afuera del club mientras la directiva busca un nuevo DT.
Ese futuro es con Messi, entonces, si cierran las cuestiones que faltan. Así el 10 de la Selección podría cumplir con la hoja de ruta que tiene en su cabeza. Desde la competencia, sueña ganar esta Copa América con Argentina. Desde lo personal, que Jorge Messi, su papá y representante, concrete las charlas que faltan con los directivos del club. Más adelante -si bien es difícil escribir hoy el final de la película de Leo- habría otro paso hacia otra liga. En la Argentina los hinchas se ratonean con verlo por fin en sus canchas pese a que ya hace tiempo que Leo es ambiguo con la chance de cumplir el deseo de retirarse en Newell’s. Sería cerrar el círculo que arrancó en las infantiles del club del cual es hincha. Pero si bien pasan los años y Messi aún habla en rosarino, el contexto hace complejo que se retire en su país. Más fáctible resulta que pueda saciar la curiosidad que le da vivir un tiempo y jugar en Estados Unidos. Eso se daría, si todo cierra, después de dos años en los que buscaría competir otra vez por ganar la Champions. Y después irse de Barcelona sin ningún burofax…