Carlos Ismayel: Soñar no cuesta nada

Carlos Ismayel: Soñar no cuesta nada

Soñar no cuesta nada, decía mi abuelo Don Antonio Torrealba Rico al compás de su mecedora en su casa solariega de El Sombrero, cuando le decíamos de niños que teníamos planificado viajar a Miami para conocer Disneylandia. Ya era una ilusión formada en la imaginación de todos los muchachos que crecíamos en esos pueblos del llano venezolano y que no nos resignábamos a jugar, toda la vida, con el trompo, la perinola, metras y el caballito de palo. Soñábamos con llegar, algún dia, poder viajar al mismo imperio para ver de cerca a Micky Mouse, al Pato Donald y a cuanto personaje salido de la fragua creadora de Walt Disney.

Pues bien, ustedes queridos lectores se preguntarán y ¿esto a que viene? La respuesta está relacionada con las buenas intenciones puestas de manifiesto el pasado miércoles por un distinguido grupo de ciudadanos venezolanos, sobre los que no puede caer ni la más mínima duda respecto a su honestidad intelectual, ni mucho menos sobre las buenas intenciones que los animan a plantear la solicitud de celebrar un Referéndum Revocatorio contra Maduro, el usurpador. Lo primero a resolver es la fecha del fraude del cual brotó semejante bodrio. Todavía está eso en el limbo, en la línea invisible de la incertidumbre. Porqué para promover un supuesto Revocatorio contra el usurpador, habría que tener despejada esa incógnita y si nos atenemos a lo dicho por los voceros de semejante iniciativa, aún no hay nada claro sobre el dia, el mes y el año sobre el que fincar la solicitud de revocar al usurpador.

Mi abuelo también me decía, para darme aliento o ánimo, cuando asumía el derecho a batear por tercera vez en aquellas partidas de beisbol caribeño, “hijo a la tercera va la vencida”. Eso porque en las anteriores oportunidades me habían ponchado malamente, era evidente que el árbitro del juego estaba parcializado con los peloteros del equipo con el que competíamos. Y era tan así, que aun pegándole un tablazo por el jardín central, ese arbitro corrompido decretó out por tercera vez. ¿Pero bueno, y esto a que viene? Se volverán a preguntar ustedes, amigos lectores. Y la respuesta es que esa candorosa solicitud de revocatorio pautado en el artículo 72 constitucional, sería la tercera vez que se pone en escena, si sumamos la que inicialmente se intentó contra Hugo Chávez en el periodo de los años 2003-2004, y posteriormente la frustrada promoción de un revocatorio contra Maduro una vez que en mayo del año 2016 se recogieron las firmas más que necesarias, según las normas, para que se procediera a convocar al pueblo a ejercer ese derecho consagrado en la Constitución Nacional. La historia es más que conocida y padecida por todos: Maduro, el usurpador, ordenó que se dejara sin efecto ese dispositivo y se burló de millones de ciudadanos que nos quedamos con la carabina al hombro, rumiando la rabia de ver como se nos arrebató ese derecho Constitucional y, lamentablemente, la dirigencia que había asumido esa promoción se quedó de brazos cruzados, sin hacer absolutamente nada para encarar tan descarado arrebato.





Por último, alego un argumento que tiene que ver con lo que vengo escuchando desde el pasado 23 de enero del año 2019: Maduro es un usurpador de los poderes públicos porque no tiene legitimidad de origen. Entonces ¿cómo es qué de la noche a la mañana Maduro pasa de ser usurpador a presidente reconocido? así con minúsculas. Porque lo que sí me queda claro con esa voltereta, es que Maduro, de entrada, saldría ganando con esa solicitud, porque la misma implica reconocerlo como presidente legal de un país. País que pide a gritos que deje de usurpar los poderes públicos.

@CYsmayel