Brasil, un país con casi medio millón de muertos por la covid-19, albergará la Copa América, una polémica decisión que ha generado una ola de críticas por parte de sectores de izquierda y sanitarios, y que podría acabar en los tribunales, en momentos en que el país vive un repunte de contagios.
La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), la máxima autoridad del fútbol de la región, anunció este lunes a Brasil como nueva y única sede del torneo que ya fue aplazado el año pasado por la pandemia, que en este 2021 ha castigado con más fuerza a Latinoamérica.
En un primer momento, Colombia y Argentina iban a albergar el certamen. El primero se vio forzado a renunciar a ello por las violentas protestas en su territorio y el segundo, por la crítica situación de sus hospitales.
Al final, la Conmebol anunció a Brasil, que aún contabiliza cerca de 2.000 fallecidos al día por coronavirus, y agradeció en concreto al presidente, Jair Bolsonaro, que niega la gravedad de la covid, por “abrir las puertas” del país a la Copa América, que comenzará previsiblemente el 13 de junio.
La decisión supera los límites de lo deportivo y llega dos días después de que decenas de miles de brasileños protestaran en las calles contra el Gobierno de Bolsonaro.
El jefe de Estado brasileño tiene actualmente los peores índices de popularidad desde que asumió el poder, el 1 de enero de 2019, y la celebración de la Copa América podría incrementar ese descontento social a un año y medio de las elecciones de 2022, a las que pretende presentarse.
En la única manifestación de dentro del Gobierno pública hasta ahora, el vicepresidente Hamilton Mourao aseguró que celebrar el torneo en Brasil supone “menos riesgo” que hacerlo en Argentina, aunque las estadísticas digan lo contrario.
Con 462.000 muertes y 16,5 millones de infectados, Brasil es el país de Latinoamérica más azotado por el coronavirus; el segundo del mundo con más muertes, después de Estados Unidos, y el tercero con más positivos, por detrás de los norteamericanos e India.
La decisión del Gobierno de Bolsonaro contrasta con la tomada en 1918, cuando las autoridades brasileñas de la época optaron por aplazar el Campeonato Sudamericano (hoy Copa América) ante el avance de la “gripe española”.
DEMANDA ANTE EL SUPREMO Y RECHAZO DE LA IZQUIERDA
El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, que lidera el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, aliado del presidente argentino, Alberto Fernández, fue de los primeros en oponerse a acoger la Copa América.
“¿Esto es serio? ¿En medio de la pandemia, la llegada de la tercera ola, con riesgo por falta de camas y suministros y con vacunación lenta? ¡Increíble!”, señaló en redes sociales la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.
En paralelo, el diputado del Partido Socialista Brasileña (PSB) Julio Delgado anunció que presentará una demanda ante la Corte Suprema para que prohíba la realización del torneo en el país, donde la Justicia ha sido un actor decisivo a la hora de avalar las medidas sanitarias anticovid que Bolsonaro censura.
También ha habido voces del centro-derecha en contra, como la del senador Renan Calheiros, el instructor de una comisión instalada en el Senado que investiga posibles “omisiones” del Gobierno en el enfrentamiento a la pandemia.
El influyente parlamentario tildó la Copa América de “campeonato de la muerte” y de “sindicato de negacionistas” al Gobierno, la Conmebol y la CBF.
SANITARIOS EN CONTRA: “DECISIÓN DE PSICÓPATA”
Especialistas epidemiológicos consultados por Efe también rechazaron frontalmente albergar la Copa América en un Brasil, que después de unas semanas de ligera tregua, ha visto cómo ha crecido el ritmo de contagios de covid-19 desde principios de mayo.
“Es una decisión de psicópata. Es una locura total”, afirmó a Efe Raquel Stucchi, infectóloga de la Universidad de Campinas y consultora de la Sociedad Brasileña de Infectología (SBI).
En los últimos siete días, Brasil ha reportado una media de cerca de 62.000 contagios y 2.000 muertes asociadas a la covid-19.
Con una incidencia aún altísima, el país se ha convertido en un “granero” de nuevas variantes del SARS-CoV-2, entre ellas la P.1, surgida en Manaos y considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una cepa de “preocupación” global.
DIVISIÓN ENTRE GOBERNADORES
Sin aún conocer qué ciudades albergarán los partidos, el Gobierno del estado de Pernambuco (nordeste) ya adelantó que no está en condiciones de recibirlos.
Sin embargo, el gobernador del Distrito Federal de Brasilia, Ibaneis Rocha, dijo que no tiene “nada contra” esa posibilidad.
Por su parte, Joao Doria, el gobernador de Sao Paulo, el estado brasileño más azotado por la pandemia, no se opuso a ello, aunque subrayó que su prioridad es “salvar vidas”.
Mientras, en las redes sociales algunos usuarios con mucha sorna proponían como mascotas de la Copa América a “coroninha” y “covidinho”.
EFE