Zinedine Zidane ha dejado dos formas opuestas de abandonar el banquillo del Real Madrid, entre la comparecencia pública junto al presidente Florentino Pérez el 31 de mayo de 2018, mostrando la necesidad personal de darse un respiro, a la carta con la que se despide del madridismo en el presente, dejando duros mensajes contra las altas esferas del club.
El tono de mensaje de Zidane ha cambiado entre sus despedidas. Las dos con contrato en vigor como técnico y por un deseo personal al que el club no tuvo manera de ponerle freno.
La primera sorprendió al Real Madrid, que no esperaba el adiós tras conquistar su tercera Liga de Campeones consecutiva. La actual, sin títulos que celebrar en un curso en blanco, más esperada por sus continuos mensajes en ruedas de prensa, con los que alimentó una incertidumbre poco entendida dentro por el tiempo que tenía firmado.
En su primer adiós como entrenador, Zinedine apuntó a la falta de calado de su mensaje en un grupo de futbolistas que lo habían ganado todo. “Los jugadores necesitan un cambio. No veo claramente que vayamos a seguir ganando. Mejor cambiar para no hacer tonterías. Necesitan otro discurso, otra metodología de trabajo”.
Ahora, son las figuras principales a las que muestra agradecimiento. “Tenía a unos chicos maravillosos que estaban a muerte conmigo. Cuando la cosa se ponía fea me salvaban con grandiosas victorias porque creían en mí y sabían que creía en ellos”.
En 2018 mostró fatiga, el agotamiento que conlleva ser el máximo responsable deportivo de un club con tanta grandeza y presión. “Hay que saber cuándo parar. Lo hago por el bien del equipo y del Real Madrid que me lo ha dado todo. Estaré cerca toda la vida”, argumentó.
“Conmigo hubiese sido complicado ganar el año que viene, lo hemos visto en Liga o en Copa del Rey. Prefiero terminar esta etapa cuando toda va bien, lo hice como jugador y lo hago ahora como entrenador. Es el momento. No tengo que estar triste. No es un día bonito pero es un hasta pronto”, añadió.
En el presente deja claro que su decisión no se debe al cansancio y apunta al club, a la falta de confianza y apoyo en los momentos delicados que atravesó esta temporada, y a las filtraciones como argumentos de peso que impiden su continuidad. “No me tiro del barco y no estoy cansado de entrenar”.
Y el tono cambia radicalmente cuando apunta sin reparos a las razones de su final. “Me voy porque siento que el club ya no me da la confianza que necesito, no me ofrece el apoyo para construir algo a medio o largo plazo. Me hubiera gustado que en los últimos meses mi relación con el club y con el presidente hubiera sido un poquito diferente. No pedía privilegios, por supuesto que no, sino un poco más de memoria”.
“Los mensajes filtrados intencionalmente a los medios de comunicación creaban interferencias negativas con la plantilla, creaban dudas y malentendidos”.
Lo que mantiene Zidane es su responsabilidad ante un puesto que exige éxitos. “Soy un ganador. Si tengo la sensación de que no voy a ganar, hay que hacer algún cambio”, aseguró hace tres años. “Conozco el fútbol y la exigencia de un club como el Madrid, sé que cuando no ganas te tienes que ir”, agregó hoy en su carta dirigida al madridismo que plasma dos formas diferentes de decir adiós.
EFE