Los terroristas del grupo islamista nigeriano Boko Haram se hicieron famosos a nivel global por el secuestro de 276 chicas de una escuela de la ciudad de Chibok, en 2014. Era, entonces, la filial africana del ISIS, la milicia que creó para esa misma época un califato en un enorme territorio entre Siria e Irak. Su líder, Abubakar Shekau, era conocido por su particular brutalidad y su inclinación a no obedecer a los líderes de la organización de Medio Oriente. Terminaron rompiendo la alianza y ya hacía tiempo que sus ex compañeros de armas lo buscaban para asesinarlo. Y eso es lo que, precisamente, ocurrió hace unas semanas. La orden vino de los jefes del ISIS en Siria. Shekau era “demasiado”, incluso para ellos que decapitaron a decenas de personas sin mayores motivos. Lo acusaron de “ataques indiscriminados contra los creyentes” y “demasiado violento”.
Por infobae.com
La noticia fue confirmada por diferentes agencias de inteligencia occidentales después de recibir la grabación del informe sobre el hecho que dio a sus subordinados el jefe del ISWAP (Provincia de África Occidental del Estado Islámico), el grupo que se había escindido de Boko Haram. Un comando logró penetrar las defensas que había levantado Shekau en la selva de Sambisa, una franja de densa vegetación de importancia estratégica en el noreste de Nigeria. Cuando se vio acorralado y antes de caer en manos de sus enemigos, Shekau se hizo explotar con una granada.
La noticia tiene un alto componente agridulce para los servicios de seguridad nigerianos e internacionales que dedicaron durante una década enormes recursos a la caza de Shekau. El hecho de que la operación haya sido ordenada por los terroristas del Estado Islámico deja en claro que el grupo sigue teniendo un poder de alcance mundial y que se está expandiendo, particularmente en África.
En un audio obtenido por Humangle, un respetado sitio web de noticias nigeriano con fuertes contactos entre los insurgentes y las agencias antiterroristas, se oye al líder de ISWAP, Abu Musab al-Barnawi, decir a sus seguidores que la muerte de Shekau se produjo en respuesta a las órdenes del nuevo líder del Estado Islámico, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurashi. “[Shekau] fue alguien que cometió un terrorismo inimaginable. ¿A cuántos ha matado? ¿A cuántos ha matado? ¿A cuántos ha aterrorizado? Pero Alá lo dejó en paz y prolongó su vida. Cuando llegó la hora, Alá puso en marcha a valientes soldados tras recibir órdenes del líder de los creyentes”, se escucha decir a Barnawi. El ISWAP se creó después de que centenares de milicianos se separaran de Boko Haram en 2016 tras disputas personales, religiosas y estratégicas. La facción fue nombrada posteriormente por los dirigentes del Estado Islámico en Irak y Siria como su filial en la zona después de que Shekau resultara imposible de controlar. A Barnawi, se lo considera relativamente moderado entre los líderes extremistas de la región, y a principios de este año fue proclamado como emir por una “misión de auditoría” enviada desde Siria por el ISIS, según explicó al diario The Guardian, el investigador Vincent Foucher, del International Crisis Group.
De acuerdo al relato de Barnawi, Shekau escapó del ataque inicial en Sambisa y permaneció escondido en la jungla durante cinco días junto a uno de sus milicianos. Cuando lo volvieron a detectar se resistió hasta quedar sin municiones. No aceptó la oferta de rendición y cuando sus enemigos lo rodeaban, quitó la espoleta de la granada que llevaba en la mano.
Un final confuso para un personaje nefasto del que muy poco se sabe. Incluso el año de nacimiento de Shekau es difícil de precisar: varias fuentes citan fechas que van desde mediados de los años 60 hasta mediados de los 70. Procedente de la aldea de Shekau, en el estado rural nigeriano de Yobe, se trasladó de niño a Maiduguri, la capital del vecino estado de Borno. En 2018, su madre dijo a una reportera local que no veía a su hijo desde hacía 15 años. En un informe capturado al ISWAP denominado “Extirpando el tumor” (una referencia a Shekau y sus seguidores, a los que consideraba como “peligrosos desviados”), se describe la “áspera educación” de Shekau y su “vida dura y rural.” De acuerdo a uno de los primeros lugartenientes de Boko Haram, Muhammad Yusuf, sus sermones en esa época (alrededor de 2000) se distinguían por “el fervor, la sencillez, las bromas y los abundantes chistes”, lo que le convertía en un atractivo para los jóvenes seguidores. En los primeros videos con proclamas, Shekau se destacó por su forma grandilocuente de hablar y una gesticulación plenamente exagerada. “La figura que ladraba en YouTube evidentemente quería provocar terror. Al principio parecía que era una simple actuación, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que se trataba de un desequilibrado emocional”, detalló al Wall Street Journal una fuente de inteligencia que participó de las negociaciones para liberar a las niñas de Chibok.
En 2009, tras una ofensiva frustrada contra las fuerzas gubernamentales nigerianas, fue capturado y ejecutado Muhammad Yousef, el jefe militar y cofundador de Boko Haram, el hombre que muchos señalan como el único capaz de detener las “locuras” de Shekau. A partir de ese momento hizo y deshizo a voluntad. Saboteó cualquier esfuerzo de paz con el gobierno nigeriano más allá de maniobrar para cobrar rescates. Incluso, ordenó el asesinato de uno de los suegros de Yusuf que intentó iniciar un diálogo con el ex presidente Olusegun Obasanjo.
En esa época, estableció conexiones con otros movimientos yihadistas, especialmente con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y Al Qaeda Central, que proporcionaron dinero y entrenamiento a los milicianos, pero la relación se deterioró a finales de 2011, cuando Shekau desoyó los “consejos” de los líderes de la red terrorista creada por Osama bin Laden. La relación posterior de Shekau con el Estado Islámico (que duró oficialmente desde marzo de 2015 hasta agosto de 2016) tuvo tensiones similares, lo que llevó a la deserción de cientos de milicianos y la creación del ISWAP en 2016.
Shekau mantuvo la lealtad de un grupo firme de sus combatientes a quienes llevó a ganar batallas importantes no solo contra las fuerzas gubernamentales sino con comandos especializados enviados desde Occidente. Entre 2014 y 2015, Boko Haram logró una exitosa ofensiva y la conquista de un importante territorio que sólo fue frenada después de acciones conjuntas de los ejércitos de Chad y Níger.
Shekau logró enrolar en Boko Haram a cientos de jóvenes combatientes simplemente porque les garantizaba la supervivencia. También atrajo a niños huérfanos de la guerra. En los campamentos de la organización había comida, dinero, armas y mujeres secuestradas y que mantenían como esclavas sexuales. Y se les permitía hacer buenos “negocios”. Decenas de las estudiantes cautivas de Chibok fueron vendidas en otros países africanos e incluso en el Golfo Pérsico. Los ataques a las aldeas y pueblos proporcionan botines que los milicianos se reparten de acuerdo al coraje mostrado en el combate. Esto trae sangrientas peleas internas y acusaciones cruzadas de espionaje. También una capa de silencio y rumores. La incertidumbre inicial en torno a la muerte de Shekau es un recordatorio de lo poco que se sabe no sólo sobre él, sino sobre las actividades yihadistas nigerianas en general. El ejército nigeriano censura la información y a veces acusa incluso a organizaciones como UNICEF y Amnistía Internacional de ser cómplices de los terroristas. Y en toda la región de África Central se expande la creencia de que Boko Haram “es una conspiración en la que están implicados el gobierno y los altos mandos del ejército”, según Temitope Oriola, redactor jefe de la revista African Security.
La muerte de Shekau seguramente debilitará a Boko Haram y fortalecerá a sus ex aliados del ISWAP. Incluso, ahora se podría producir un acercamiento entre los dos grupos y hasta una fusión. Se cree que el objetivo de los yihadistas en los próximos meses sería el de tomar el control de la capital de la región de Borno, Maiduguri. De todos modos, como sabemos ahora, todo depende de la orden que provenga de los líderes del ISIS ocultos en el desierto sirio.