El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió a sus funcionarios que reprendan por la vía diplomática al primer ministro británico, Boris Johnson, por poner en peligro el proceso de paz norirlandés a raíz del Brexit, según revela este jueves el periódico “The Times”.
La encargada de negocios de la embajada de EE. UU. en el Reino Unido, Yael Lempert, se reunió con el negociador británico del Brexit, David Frost, para decirle que el Gobierno de Johnson estaba “inflamando” las tensiones en Irlanda del Norte y en la Unión Europa (UE) por la polémica sobre los controles comerciales en la frontera comunitaria, agrega el rotativo británico.
La decisión de Biden no tiene precedentes, dice “The Times”, porque no es frecuente una reprimenda diplomática entre aliados.
Según pudo saber el rotativo, la reunión entre Lempert y Frost tuvo lugar el pasado día 3, pero sale a la luz horas antes de que Biden y Johnson mantengan su primer encuentro bilateral.
El diario agrega que la encargada de negocios pidió a Frost que el Gobierno llegue a un acuerdo negociado con la UE, incluso si ello implicase “compromisos impopulares”, y manifestó la “creciente preocupación” de la Administración estadounidense.
Lempert es la diplomática de mayor rango en la embajada de EE. U. en Londres hasta que Biden nombre a su próximo embajador.
Esta información, además, es publicada un día después de que el Reino Unido y la UE celebrasen una reunión en Londres para superar los problemas por la controvertida frontera comercial entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte tras el Brexit.
Al término de una reunión con el vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Maros Sefcovic, Frost reconoció la falta de avances, si bien destacó que estos contactos han sido “sinceros” y seguirán.
En virtud del acuerdo del Brexit de 2020, Irlanda del Norte ha quedado en el mercado único, por lo que los controles aduaneros para las mercancías procedentes de Gran Bretaña (Inglaterra, Gales y Escocia) se hacen en los puertos norirlandeses, aunque se acordó que estos entrarían en vigor de forma gradual.
En virtud del protocolo norirlandés, la frontera comercial ha quedado situada en el mar de Irlanda a fin de evitar que los controles se hagan en la frontera terrestre entre la provincia británica y la República de Irlanda, para evitar una frontera física entre esos territorios y no perjudicar el proceso de paz.
Esta “frontera” ha provocado el descontento de la comunidad protestante probritánica de Irlanda del Norte porque, para ésta, supone separar a la provincia del resto del país.
A raíz de esto, el Reino Unido decidió de manera unilateral postergar la aplicación de las fases del protocolo hasta al menos este octubre.
EFE