Algunos jóvenes que viven en diferentes sectores de Tucupita afirman haber dejado atrás sus trabajos en comercios, ya que sus pagos no se correspondían con los esfuerzos que llevaban a cabo. Ante este problema, han asumido la actividad de “chatarreros” como alternativa para sostenerse en la crisis.
Por Amador Medina / Radio Fe y Alegría Noticias
Uno de los jóvenes que ahora se dedica a recolectar chatarras para venderlas, informó que, como él, cinco muchachos más dejaron de trabajar en comercios donde aseguran les pagaba “mal”, para buscar entre hierros desechados.
El ingreso depende de las “caletas” que llevan a cabo a diario. Una “caleta” implica llenar un camión de chatarras entre varias personas. Al lograrlo, el pago puede ser de 15 millones de bolívares, unos cinco dólares al 22 de junio, en Venezuela.
El joven explica que, trabajando en un comercio de Tucupita, donde a veces no existe un horario laboral, ni actividad específica a llevar a cabo, le pagaban 25 millones de bolívares al mes, no dolarizados.
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