Ni la peor calaña opositora
Nuestra irritación no puede cegarnos, ni siquiera por más argumentos que tengamos: la oposición no es la responsable del cataclismo venezolano, ni de nuestro caos ni de la ruina nacional. Ni siquiera la peor calaña opositora, los traidores y sus venenosos alacranes, son los culpables del desastre apocalíptico que estamos viviendo. Insisto, no, no lo son. Los responsables del holocausto nacional son los chavistas. Los traidores, claro, ya son chavistas.
No nos equivoquemos, Hitler, Stalin, Mao y sus acólitos, son los culpables del horror en sus países, no todos aquellos que fallaron en derrocarlos.
El chavismo le interesa confundir el objetivo, por ello busca traidores que sirvan de escudo.
El origen de la podredumbre
Por más que nos hayamos equivocado en nuestro esfuerzo por destronar a los criminales de lesa humanidad chavistas, una y otra vez; por más que hayamos fallado en nuestro objetivo de derrocar a Chávez y Maduro, una y otra vez; culpar a la errática oposición de nuestro colapso histórico fortalece al chavismo y desvía nuestra atención para erradicarla. Sin duda, las fallas y los errores cometidos han facilitado la permanencia en el poder de los criminales, pero no es la causa de nuestra debacle.
Si no entendemos las causas –siempre chavistas– de nuestra bíblica destrucción, corremos el peligro de que persistan y que haya quienes apuesten a una cohabitación con ellos.
El problema es el chavismo, toda la podredumbre opositora tiene su origen en él.
La entraña de la corrupción
Al margen de las inefables traiciones ya conocidas de la oposición y de las reiteradas equivocaciones políticas (estratégicas y tácticas), responsabilizar a traidores y a desatinados por el asalto, crimen y destrucción venezolana, también facilita que los multimillonarios corruptos que han emergido de las entrañas del chavismo, boliburgueses, bolichicos y enchufados, se queden con lo robado y desenfoquemos la recuperación de activos y recursos que nos podrían servir para construir escuelas, hospitales y cárceles (sí, muchas cárceles para atiborrarlas de chavistas criminales).
Por más que se haya equivocado López, Borges, Ramos Allup, Rosales o Guaidó, a ninguno de ellos se les puede achacar los pavorosos crímenes que cometió el chavismo.
No nos equivoquemos, no perdamos el foco, seamos críticos, ¡sí!, pero no necios.
Una fuente inacabable de traición
Los traidores, sin duda, tienen y tendrán una cuota específica de culpabilidad y llegará el momento de enjuiciarlos severamente y encarcelarlos, es vital hacerlo, pero no es lo mismo un traidor que un ejecutor del crimen. No es lo mismo el daño y la vileza de Jorge Rodríguez o el crimen asesino de Cabello y Padrino, que el millón de dólares que le pagaron a la podredumbre humana de Brito para que traicionara la causa de Venezuela y su libertad. Si no vamos sobre Rodríguez, Cabello y Padrino, causantes de la traición, seguirán apareciendo traidores por doquier.
Últimamente, lo vemos, están por todas partes, la traición se ensancha, todos aquellos que llaman a votar por el fraude electoral, nos traicionan. Siempre habrá más.
Acabemos con el chavismo, así finalizará la traición.
La nueva traición del Capriles más chavista
Hablando de traidores y de traición, Capriles señala que él no tiene nada que ver con el gobierno interino (¿y su partido Primero Justicia?) y pide cínicamente a los venezolanos que vayamos a votar en las próximas elecciones para gobernador (en las que no hay condiciones electorales), que nos preparemos para el revocatorio (sí, para el revocatorio como en él que nos embaucó) y nos invita a prepararnos para las “presidenciales” de 2024 (las mismas que él se dejó robar en 2013). La verdad, uno sabe que es chavista pero que se empeñe en ser peor que ellos es inútil. No lo será jamás.
Por más que este pobre ser lo intente (pobre de espíritu, Odebrecht lo enriqueció y mucho), no es el criminal Chávez, no es el tirano Maduro ni el torturador Cabello. Es menos, mucho menos.
Capriles como chavista es un chavista mediocre, sólo eso.