Como periodista me llena de orgullo la profesión. La he vivido a plenitud y he mirado a la cara a los más difíciles momentos; he defendido la verdad y he luchado en contra la mentira.
Como periodista me ha tocado narrar las historias de personas que lo han perdido todo, y celebrar junto con aquellos que han logrado una gran meta.
El periodista se conduele con el afligido y grita con el que festeja. El periodista vive sus emociones y las de otros, y al final de la jornada narra todo desde el cristal de la objetividad, veracidad e imparcialidad.
El periodista tiene la sagrada misión de ser la voz de aquellos que quieren expresarse, ser los ojos de aquellos que quieren ver la verdad, y ser los oídos que quienes quieren oír lo que ocurre a su alrededor.
Ser periodista es algo maravilloso, sin embargo en Venezuela es un acto de rebeldía y de extrema de osadía. Debido a que en nuestro país el periodista es blanco de ataques, amenazas y sobre todo de intimidación.
¿Cuántos periodistas han sido asesinados, torturados, censurados? ¿Cuántos periodistas han sido despedidos de sus puestos de trabajo? ¿Cuántos periodistas han sido perseguidos e intimidados? ¿Cuántos periodistas nos han sido agredidos en el ejercicio de sus deberes? La lista es enorme y evidencia lo difícil que es hacer periodismo libre e independiente en un país tomado por unos sátrapas.
El significado de ser periodistas en estos tiempos es el de batallar por la verdad, es la de saltar obstáculos y vencer barreras; es la de vencer todos los días el miedo natural para cumplir con el deber de informar.
Sin duda, el ejercer el periodismo en Venezuela es un alto nivel de fuerza, honor y sobre todo mística. Por ende, como periodista, como dirigente político y, sobre todo, como ciudadano, quiero agradecer a todos los comunicadores sociales su compromiso y su fidelidad para con la verdad.
Así como la lucha por la democracia cuenta con cada uno de los periodistas que ejercen con rectitud, de esa misma forma los demócratas tenemos que ayudar para que cada día existan medios libres, para que el reportero pueda hacer su trabajo sin limitaciones y sin espadas de Damócles sobre su cabeza.
Cuando cese la usurpación, entonces volveremos a ver ese gran periodismo independiente que colmaba las estaciones de radio, los estudios de televisión y las salas de redacción; cuando tengamos nuevamente libertad tendremos otra vez aquellos noticieros, informándonos a todos.
Tal vez, todo regrese y no sea igual –debido a los cambios de época, a la tecnología, a los avances– sin embargo, lo que sí sé que regresará es ese gremio pujante que, ahora, con todas sus capacidades y posibilidades volverá hacer el gran periodismo que siempre se hizo en Venezuela. Dios quiere que eso suceda lo más pronto posible.
Con esta aspiración, y con el más profundo sentimiento para con todos mis colegas, quiero desearles a cada uno –ya ejercen el periodismo o la comunicación institucional o digital– un Feliz Día Nacional del Periodistas, quiero desearles a todos un mañana mejor y un porvenir de libertad para que podamos trabajar en paz y con sola restricción de nuestras propias consciencias.
Felicidades colegas, sigamos narrando historias de calidad, sigamos luchando por la verdad y la libertad.