Las sobredosis de drogas ha sido la causa directa de la muerte de al menos 500.000 personas en la última década en Estados Unidos, a la vez que se le responsabiliza con la estela de violencia que produce el tráfico de estupefacientes y que también deja millares de víctimas fatales, en especial en el Triángulo Norte de Centroamérica y México.
Por: VOA
Una comisión especial del Congreso sobre Políticas de Drogas del Hemisferio Occidental revisó el impacto del combate al narcotráfico por parte de Estados Unidos y ve crucial el enfoque basado en los flujos de efectivo, la corrupción que genera y cómo los cárteles de la droga buscan ocultar las transacciones con criptomonedas como el Bitcoin.
La moneda virtual, por ejemplo, fue adoptada por el gobierno de El Salvador y entrará en vigor en su economía a partir de septiembre.
“Este esfuerzo interinstitucional también debe abordar el desafío del blanqueo de dinero. Los legisladores de Estados Unidos necesitan desarrollar herramientas basadas en datos para detectar y bloquear el flujo de fondos ilícitos utilizando nuevas técnicas, como las criptomonedas y las complejas transacciones financieras transfronterizas”, apuntó el informe de la Comisión finalizado en diciembre pasado.
Eric Olson, director de Políticas e Iniciativas Estratégicas de la Fundación Internacional Seattle comenta a la Voz de América que ese informe de la Comisión del Congreso es revelador porque reconoce que la forma tradicional de combatir las drogas no ha sido efectiva y que se deben buscar otros mecanismos.
En el reporte anual del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos, publicado en marzo de este año, enfatiza sobre el impacto degenerativo del mercado de drogas tanto en su tránsito por Centroamérica como nivel de consumo en aumento en la región.
“Una reducción en la producción de cocaína en la región andina ayudaría a aliviar los impactos negativos en los países vecinos de tránsito. El comercio de cocaína alimenta la corrupción y el tráfico en Centroamérica, especialmente en Guatemala, Honduras y El Salvador”, dice el reporte.
En 2020, según reportes del Departamento de Estado, el tráfico vía terrestre ha ido en aumento y Centroamérica se ha convertido en el principal puente para el paso de las drogas que viajan de sur a norte.
Estados Unidos confía en que siga creciendo el fortalecimiento del combate al narcotráfico en Costa Rica y Panamá, que en 2020 lograron detener hasta 100 toneladas métricas de cocaína y evitar que estas llegaran al os mercados de Estados Unidos.
Pero a su vez reconoce que se necesita más para lograr reducciones en el suministro de drogas, y todos los países deben avanzar también en baja la demanda de estupefacientes.
Para el investigador Douglas Farah, de IBI Consultants, como resultado de la presión de Estados Unidos con operativos en las franjas marítimas del Pacífico y el Atlántico, los cárteles han optado por utilizar el estrecho paso por Centroamérica, donde hay factores sociales que permiten agilizar el tráfico de drogas por la región entre estos las pandillas y la corrupción por mencionar algunos.
¿Qué concluyó la comisión sobre el Triángulo Norte de Centroamérica?
Pocas regiones sufren más violencia criminal que los tres países del norte centroamericano,que durante años han estado en la lista de las naciones más peligrosas del mundo, de acuerdo al promedio de homicidios por cada 100.000 habitantes, explica el informe.
“El tráfico de drogas contribuye al derramamiento de sangre (…) La proximidad de Centroamérica y el Caribe a los Estados Unidos hace que estas dos regiones sean especialmente vitales para la seguridad estadounidense; sus problemas se extienden inevitablemente a las costas estadounidenses”, indica el informe de la comisión del Congreso en el apartado sobre el Triángulo Norte.
También enfatiza que “la mayor parte de la cocaína sudamericana que llega a Estados Unidos pasa por Centroamérica, especialmente Honduras y Guatemala. Informes recientes sugieren que estos dos países también han comenzado a producir cocaína”, advierten los congresistas.
¿Podría EE. UU. reenfocar combate a las drogas como asunto de salud pública?
El analista Eric Olson responde esta pregunta, y de entrada señala como muy alentador y positivo que por primera vez una instancia de influencia como esta comisión especial del Congreso reconozca que la estrategia aplicada durante décadas para combatir el narcotráfico no ha dado los resultados esperados.
Sin embargo –de momento-, dice Olson, hace falta un cambio que permita ver las drogas desde una perspectiva más abierta donde confluyan factores como tráfico, los consumidores y el problema de adicción real en Estados Unidos; además de incluir las armas y la violencia que generan como parte del problema.
“Se ha tratado de ver el tema de drogas con una visión muy estrecha, como un combate, una guerra y que hay acabar con el mundo que consume drogas”, pero eso no ha dado resultados, ni en los países de tránsito de los narcóticos donde queda la estela de violencia, ni en Estados Unidos, explica el experto.
¿Qué papel juegan las pandillas y grupos del crimen organizado?
Desde Washington el investigador Douglas Farah, de IBI Consultants, centro de análisis con amplia experiencia en el tema, dice a VOA que las pandillas han tomado cada vez mayor protagonismo como actores clave del fenómeno.
Un de los ejemplos más latentes de esa evolución lo tiene Honduras, donde las pandillas en especial la MS-13 tiene prácticamente el control de las rutas de drogas que suben del sur hacia Estados Unidos y donde cada vez articulan de una manera muy coordinada el tránsito gracias a un enorme tejido social creado para su cometido.
Farah dice que en ese país las pandillas y tienen una estructura de operatividad que les proporciona enormes posibilidades de enfrentarse al estado con “con capacidad de ganar”, y que desde la administración de Joe Biden están comprendiendo esas dinámicas y repensando las formas de afrontar el problema desde la perspectiva que el problema se convierte en una amenaza real la seguridad interna de Estados Unidos.
Los congresistas de la Comisión de Políticas de Drogas para el Hemisferio Occidental también observaron sobre esa amenaza al indicar que: “El crimen organizado, impulsado en gran parte, pero no exclusivamente, por el tráfico ilegal de drogas, también amenaza a las aún frágiles democracias de la región. El ejemplo más extremo es Venezuela, una democracia que se ha convertido en dictadura, desafiando las sanciones financieras con la ayuda no solo de otros estados hostiles, como Cuba, Rusia e Irán”, señala el informe.
¿Cuánto dinero mueve la industria de la droga en la región?
Las estimaciones más conservadoras indican que solo el tráfico de cocaína mueve en Estados Unidos y la región unos 100.000 millones de dólares al año, con una amplia red de grupos y prestadores de servicios que se extienden en los más de 9 millones de kilómetros cuadrados del territorio estadounidense; a la emblemática cocaína le siguen otras drogas como la metanfetaminas, la heroína y el fentanilo, estas últimas con mayores niveles de mortalidad en los consumidores.
“Estados Unidos y sus socios también han fortalecido las regulaciones contra el lavado de dinero, recopilando datos que potencialmente pueden usarse para descubrir las redes financieras que perpetúan el crimen organizado, la corrupción y el terrorismo; sin embargo, las políticas antinarcóticos respaldadas por Estados Unidos a veces causan daños considerables, ya que complican más que frenan el tráfico de drogas y los delitos relacionados con las drogas”, reconoce el informe de la comisión del Congreso.
La lucha se ha vuelto desigual porque los esfuerzos para combatir el narcotráfico por la región han estimulado las innovaciones del mercado negro, los traficantes y sus redes de apoyo financieras han pasado “del contrabando de dinero en efectivo a esquemas elaborados basados en el comercio y transacciones digitales”, agrega la investigación del Congreso.
¿Cómo se distribuye la droga en su llegada a Estados Unidos?
Una investigación realizada por la BBC trató de identificar los canales y rutas de distribución de la droga una vez llega a Estados Unidos, apuntando de por qué no existen capos de la droga al estilo del Chapo Guzmán en la nación norteamericana, pero sí existen redes que operan a gran escala en el país con el mayor mercado de consumidores de droga del mundo.
La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) y expertos como el periodista Jesús Esquivel, autor del libro “Los narcos gringos” coinciden en que a diferencia del Triángulo Norte donde recorre la droga dejando mortandad, sobornos y corrupción, en la potencia del norte los cargamentos se diluyen en un microtráfico donde convergen las pandillas estadounidenses y de países centroamericanos.
La recepción de los grandes cargamentos estaría a cargo de grupos con capacidad de pagar el envío y luego ponen en marcha la distribución tipo hormiga en todo el país, y los que se quedan con el mayor porcentaje de ese pastel hasta donde se sabe manejan perfiles muy bajos, diferentes a los hombres de la droga que operan en el resto del continente.