El pasado 23 de junio, Britney Spears sorprendió al mundo con fuertes revelaciones sobre cómo era su su vida bajo la tutela de su padre, Jamie Spears. Mientras se espera saber cuál será la decisión final de la justicia, un artículo del diario The New Yorker informó que la cantante llamó al 911 la noche antes de dar testimonio ante una corte de Los Ángeles.
“Es mi deseo y mi sueño que todo esto termine. Quiero recuperar mi vida”, le dijo la estrella del pop de 39 años a la jueza Brenda Penny durante una intervención telefónica.”Esta tutela es abusiva y está pagando el sueldo de mucha gente. Estoy harta”.
Pero mientras ese día el mundo se estremeció con las declaraciones de la cantante estadounidense, un día antes ocurrió un misterio hecho. Una investigación de Ronan Farrow y Jia Tolentino publicada el sábado 3 de junio por The New Yorker proporcionó nuevos detalles sobre la lucha que ha emprendido para quedar libre de la restrictiva tutela de su padre, quien ha controlado las finanzas de su hija desde hace 13 años.
La publicación detalla que la intérprete llamó al 911 para reportarse como “víctima de abuso de tutela”, un día antes del impactante testimonio que dio ante la corte de California.
“En la víspera de la audiencia, según una persona cercana a Spears y la policía en el condado de Ventura, California, donde vive, Spears llamó al 911 para reportarse como víctima de abuso de tutela. Los miembros del equipo de Spears comenzaron a enviarse mensajes de texto frenéticamente. Estaban preocupados por lo que Spears podría decir al día siguiente”, relatan los periodistas. Hay una investigación en curso a raíz de la llamada.
En su declaración del 23 de junio, Spears se opuso a que su audiencia sea privada. “Han hecho un buen trabajo al explotar mi vida. Siento que debería ser una audiencia pública; todo el mundo debería escuchar lo que tengo que decir”, expresó la cantante. Y agregó: “Mi papá y cualquier persona involucrada en esta tutela, y mi administración, quienes jugaron un papel muy importante en castigarme, deberían estar en la cárcel”.
También dijo que fue medicada contra su propia voluntad y que tampoco tiene permitido formar una familia. “Tengo un DIU en este momento para no quedar embarazada. No me dejan ir al médico a que me lo saque porque no quieren que tenga más hijos”, denunció.
Actualmente, la cantante está en pareja con el modelo y actor nacido en Irán Sam Asghari, quien en distintas ocasiones se manifestó contra la tutela y el día de la audiencia ante la jueza subió a Instagram una foto en la que lucía una remera con el hashtag #FreeBritney.
Fuentes cercanas al caso afirman que el representante legal de la cantante, Samuel Ingham, estaría preparando la documentación necesaria para terminar con la tutela, aunque no está claro que vaya a entregarse antes del 14 de julio, cuando se celebrará una nueva audiencia.
En la actualidad, la tutela legal está divida en dos partes: el ámbito financiero, controlado por Jamie Spears y la compañía Bessemer Trust; y el aspecto personal, tutelado por la abogada Jodi Montgomery. El 1 de julio, Bessemer Trust presentado un escrito ante la jueza solicitando retirarse de su función tras afirmar que “respeta” los deseos de la cantante.
La petición llegó un día después de que la jueza dictase que esta consultora debía compartir el control de las finanzas de Spears con su padre, una decisión tomada tras una audiencia de noviembre pasado que no tiene nada que ver la última declaración de la artista.
Por su parte, Jamie Spears pidió que se investiguen las denuncias formuladas por Britney y se defendió al asegurar que desde 2019 no tiene poder sobre sus decisiones personales.
Ahora, la atención está sobre el abogado designado para defender los intereses de Britney, cuya función está puesta en entredicho después de que la artista dijera que no sabía que podía pedir la finalización de la tutela, y de una exclusiva del diario The New York Times, que afirma que el letrado ha ganado 3 millones de dólares desde 2008 con este caso.