Roswell, una ciudad en medio del desierto de Nuevo Me?xico, parece sacada de una peli?cula de ciencia ficcio?n. No es una meta?fora. Quien pase por ahi?, por unos minutos aunque sea, puede ver casi cualquier cosa con una estampa ovni incorporada. Hay farolas con cabezas de extraterrestres, carteles publicitarios decorados con naves espaciales, tiendas de todos los taman?os llenas de objetos de tema?tica espacial u hoteles con fachadas decoradas con alieni?genas. El McDonald’s que no falta en ninguna ciudad de Estados Unidos, tiene forma de platillo volante, es de color plateado y esta? rodeado de luces de neo?n que se iluminan por la noche.
Por El País
Esta ciudad de casi 50.000 habitantes vive del turismo ovni. Desde la de?cada de los noventa, un flujo constante de visitantes y curiosos peregrina al lugar, ya sea para investigar con sus propios ojos el supuesto feno?meno extraterrestre o simplemente para comprar algu?n recuerdo. “Todo esto, alimentado por los exitosos estrenos mundiales de Expediente X en 1993 o Independence Day en 1996, producciones que abordaron el famoso incidente ovni de Roswell de julio de 1947”, explica el escritor espan?ol Javier Sierra, autor de Roswell: secreto de Estado (Edaf, 1995).
Ese incidente se remonta a la man?ana del 8 de julio de aquel an?o. Estados Unidos amanecio? con una noticia surrealista que acaparaba algunos titulares en sus perio?dicos. “Militares capturan un platillo volante en un rancho cercano a Roswell”, deci?a aquella man?ana la portada del Roswell Daily Record. A partir de ese di?a, esa pequen?a localidad solitaria y un tanto aburrida dejo? de ser la capital lechera del suroeste y paso? a ser conocida como uno de los sitios ma?s misteriosos del pai?s.
El supuesto encuentro interplanetario habi?a ocurrido unos di?as antes del esca?ndalo media?tico. El 2 de julio, “el granjero William Brazel caminaba sobre los pastos cubiertos de hierba hacia su reban?o de ovejas. Una tormenta de verano habi?a barrido el desierto la noche anterior. De pronto, una visio?n desconocida llamo? su atencio?n: sobre el suelo yaci?an unos escombros de metal”, describe el arti?culo Roswell’s Mysteries Are Life’s Mysteries (Los misterios de Roswell son misterios de la vida) publicado en The New York Times en 2017, con motivo del 50 aniversario del caso.
Brazel reporto? el suceso a la polici?a. Las autoridades inspeccionaron el hallazgo. Di?as despue?s, el Ejercito de EE UU aseguro? que, en realidad, el ovni de Roswell era un globo metereolo?gico. “Estos comunicados que desmienten la teori?a de una nave espacial bloquean ra?pidamente el caso y a partir de ahi? Roswell estuvo olvidado por muchos an?os. A principios de los an?os ochenta, algunos militares jubilados reavivaron el misterio”, cuenta Sierra.
Hubo un renovado intere?s por el misterio. La serie de televisio?n Proyecto UFO: Investigacio?n ovni (1978- 1979), una especie de precursora de Expediente X, popularizo? el concepto de Proyecto Libro Azul, como llama el Eje?rcito de EE UU a los estudios sobre ovnis por parte de la Fuerza Ae?rea para determinar si suponen una amenaza para la seguridad nacional. Dentro de estos informes (y de la serie) esta? el de Roswell. En 1980, dos autores especializados en ocultismo, William More y Charles Bitz, publicaron The Roswell Incident. Tambie?n aqui? se trataba el asunto de forma detallada. Seri?a el modelo que muchos otros volu?menes siguieron despue?s. La palabra clave aqui? es especulacio?n.
En los noventa, otros divulgadores volvieron a los informes de las Fuerzas Ae?reas para esclarecer la verdadera naturaleza del supuesto ovni de Roswell. Lo importante, deci?an, no era el Libro Azul sino el Proyecto Mogul. “Ese proyecto intentaba detectar (mediante globos capaces de alcanzar grandes alturas) armas nucleares sovie?ticas”, escribio? el divulgador cienti?fico Carl Sagan en El mundo y sus demonios (Planeta, 1995).
Para algunos creyentes del feno?meno ovni, el caso Roswell nunca dejara? de ser la prueba indiscutible de que hemos contactado con extraterrestres. El resto cree, es verdad, que es un acontecimiento completamente terrestre avivado por teori?as de la conspiracio?n y endulzado por una este?tica que ha evolucionado casi en lo paro?dico. Pero al final, hoy, defensores de ambos bandos acuden a esta curiosa ciudad en busca de respuestas en el International UFO Museum and Research Center en Roswell, el sitio ma?s emblema?tico del lugar.
“En el museo hay dos cosas muy interesantes: los recortes de la prensa de 1947 y los maniqui?es (dummies) que se utilizaron en los an?os cincuenta para hacer pruebas de resistencia. Algunas personas creen que estos mun?ecos pudieron haber dado pie a la leyenda de los cuerpos extraterrestres de Roswell”, explica Sierra, haciendo alusio?n a aquellos famosos vi?deos fraudulentos que salieron a la luz en 1995. Supuestamente se mostraba una supuesta autopsia a los alieni?genas moribundos que capturaron de las naves.
“El resto del museo es puro folclore. Quiza?s lo ma?s valioso sea una sala enorme en donde se encuentra la mejor biblioteca pu?blica dedicada al caso Roswell y al feno?meno ovni en general de Estados Unidos”, recuerda Javier Sierra, que ha visitado esta ciudad en tres ocasiones: en 1991, en 1997 y en 2019.
La otra aportacio?n de la historia de Roswell al mundo, la de la cultura popular, es muy extensa. Hay cientos de referencias al caso en peli?culas, series, libros, co?mics y mu?sica. Esta? la serie roma?ntica Roswell, Nuevo Me?xico (1999), sobre una adolescente de la ciudad que descubre que su novio es un alieni?gena disfrazado de humano; la peli?cula de serie B conspiranoica Hangar 18 (1980), dirigida por James L. Conway, y la visita del arqueo?logo ma?s agitado del mundo en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), de Steven Spielberg. La cancio?n Roswell 47, de la banda sueca de metal go?tico Hipocrisy, an?ade rugidos, melenas y guitarrazos a la historia.
Donde de verdad el incidente ha cambiado vidas es entre los habitantes de Roswell. Cada an?o durante la primera semana de julio, se celebra el Festival OVNI, una festividad que incluye concurso de disfraces –mascotas incluidas–, conciertos y charlas con investigadores y ufo?logos. De hecho, es uno de los eventos ma?s importantes de Nuevo Me?xico.
¿Creen los propios habitantes de Roswell que el incidente que marco? su ciudad tiene algo de verdad? “Cuando fui no encontre? supervivientes ni personas que hayan tenido relacio?n directa con el caso. No obstante, mucha gente del lugar es fiel creyente de que 1947 hubo un encuentro con extraterrestres”, destaca, por su parte, Javier Arcenillas, fotoperiodista y autor de UFO Presences (RM, 2018), un fotolibro que muestra los lugares ovni ma?s ico?nicos y cercanos al A?rea 51, situada al sur de Nevada. “Las personas que trabajan en el museo y las que viven en Roswell en ningu?n momento esta?n obligadas a que tu? lo creas, lo que hacen es invitarte a que hagas un viaje por una zona determinada y que descubras si eso es interesante para ti o no”, sen?ala Arcenillas.
A principios del pasado junio, el Gobierno de Estados Unidos saco? un informe sobre los objetos voladores no identificados vistos por pilotos de la Armada entre 2004 y 2015. El principal objetivo era aclarar que? eran. Aunque la Casa Blanca no ha aceptado que sean de i?ndole extraterrestre, tampoco sabe que? son y reconoce que hay hechos difi?ciles de explicar. Esto es lo mismo que ha pasado con Roswell: a trave?s de los an?os han salido infinidad de documentos y discursos que hablan del tema. Todos ellos con una diferente explicacio?n y teori?a. “El feno?meno ovni es un gran desafi?o intelectual, esta? ahi? para recordarnos que no conocemos todo lo que hay a nuestro alrededor”, finaliza Sierra.