Un inductor que no da la medida, una guardia presidencial que sobrevive sin un rasguño al ataque de casi 30 hombres armados, sicarios colombianos que publican en las redes sociales fotos de turismo días antes del operativo o presuntos vínculos con la oposición venezolana. Las inconsistencias superan con amplitud a las certezas en la investigación por la muerte del presidente de Haití, Jovenel Moïse, torturado y asesinado en su casa de Puerto Príncipe el pasado 7 de julio. Estas son algunas de las preguntas sin respuesta.
Por JACOBO GARCÍA / SANTIAGO TORRADO / elpais.com
¿Quién organizó el asesinato del presidente Jovenel Moïse?
Las autoridades de Haití anunciaron la detención de Emmanuel Sanon como uno de los cerebros del asesinato del presidente Jovenel Moïse. El médico de 63 años, nacido en Haití pero residente en Florida (EE UU) desde hace más de 20 años, habría sido la persona a quien contactaron los sicarios colombianos al verse acorralados. Aunque según las autoridades haitianas tenía aspiraciones presidenciales, Sanon es un auténtico desconocido tanto en el país como entre la poderosa comunidad emigrante. Hasta tres políticos haitianos consultados por EL PAÍS ignoraban la existencia de Sanon y creen que es imposible que sea el organizador del magnicidio sin la colaboración de esferas más altas.
En un vídeo publicado en 2011 en YouTube, titulado Liderazgo para Haití, Sanon describe a los líderes de su país como corruptos y los acusa de despojar al país de sus recursos, con el argumento de que “no les importa la gente”. En el vídeo se postula como presidente y defiende que el país caribeño cuenta con recursos naturales, como uranio y petróleo, que han sido arrebatados por la clase política. Pero su cuenta en Twitter lleva inactiva desde 2011 y en el momento de su captura tenía 67 seguidores. Él no seguía a nadie.
¿Sabían los exmilitares colombianos detenidos a qué iban a Haití?
El papel de los presuntos mercenarios colombianos, los 21 exmilitares señalados por el magnicidio (18 detenidos y tres muertos durante el arresto), tampoco está claro. La policía colombiana señaló el lunes que respetaba la autonomía de Haití y que no podía divulgar ninguna hipótesis sobre el crimen. En medio de la intriga, varios analistas se preguntan por qué postearon en redes sociales sus fotos en lugares turísticos de la República Dominicana si sabían que iban a perpetrar un magnicidio, o las razones por las que ningún miembro de la seguridad presidencial resultó herido. En la isla, los exmilitares están pidiendo asistencia judicial y contacto con sus familias, mientras que los parientes de los presuntos sicarios muertos durante la operación de captura reclaman repatriar sus cuerpos.
La Cancillería colombiana señaló el lunes, a la salida de un encuentro con el embajador de Haití en Bogotá, que ha pedido tener acceso a los detenidos y ha expresado preocupación por su seguridad. “Le pedimos expresamente al embajador que su Gobierno adoptara las medidas necesarias para garantizar la integridad física de los connacionales”, señaló el vicecanciller colombiano Francisco Echeverry, al reafirmar que los familiares insisten en que “son personas respetables”.
La empresa CTU y el opaco rol del venezolano Antonio Intriago
Una parte de las investigaciones transnacionales se concentra en las empresas que intermediaron en el reclutamiento y traslado de los exmilitares colombianos. Las autoridades del país andino han identificado a cinco compañías, pero los focos se concentran en una de ellas: la firma CTU Security LLC (Counter Terrorist Unit Federal Academy), con sede en Florida, Estados Unidos. Esa empresa compró con una tarjeta de crédito registrada en Estados Unidos 19 billetes aéreos desde Bogotá hasta República Dominicana, los vuelos abordados por una parte del grupo de 21 exmilitares colombianos que más tarde cruzaron la frontera con Haití.
“Hemos logrado establecer unos vínculos de comunicación de Germán Rivera García y de Duberney Capador [dos de los exmilitares muertos] con la empresa de CTU Security basada en Miami”, afirmó el director de la policía de Colombia, el general Jorge Luis Vargas. Ahí es donde aparece otra pieza del rompecabezas: el venezolano Anthony Intriago, quien figura como una de las cabezas de CTU. El fin de semana, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lo vinculó con la oposición de su país y aseguró desde Caracas, sin pruebas, que Intriago era “amigo personal de Juan Guaidó y Leopoldo López”.
¿Fue un intento fallido de secuestro que terminó en tortura y asesinato?
Cuando el juez Carl Henry Destin, a cargo de la investigación, llegó a la escena del crimen encontró al presidente fuera de la cama, con algunos huesos fracturados y vestido con un pantalón de calle. Todo indica que Moïse fue golpeado con saña en la cabeza y las piernas con algo parecido a un machete o un bate de béisbol.
Si fue asesinado cuando estaba durmiendo, la duda es saber por qué llevaba un pantalón vaquero, como muestran las fotos de la morgue vistas por este periódico. Había intentado defenderse o tal vez se trató de un secuestro que terminó mal, tal y como afirman algunos de los detenidos. Los dos haitianos nacidos en Estados Unidos implicados dijeron que la idea original era secuestrar al presidente y llevarlo al Palacio Nacional, y que jamás pensaron que sería asesinado.
¿Qué papel jugó el equipo de seguridad presidencial? ¿Quién es Dimitri Hérard?
La policía investiga el papel desempeñado en la operación por Dimitri Hérard, jefe de seguridad del Palacio Nacional. Desde antes del magnicidio, Hérard estaba en el punto de mira de los investigadores por supuesto tráfico de armas. Ahora tendrá que testificar junto al jefe de seguridad del presidente Moïse, Jean Laguel Civil. Ambos son sospechosos de permitir que el mandatario fuera torturado y luego asesinado sin que nadie de su equipo resultase herido. Tendrán que explicar además cómo el comando logró entrar a la vivienda sin que hubiera intercambio de disparos, aunque el exterior quedase regado de casquillos.
En Colombia también se sigue la pista de Hérard, pues fue un lugar de tránsito para sus viajes a Ecuador, Panamá y República Dominicana. El primer viaje fue el 19 de enero y el último el 29 de mayo, de acuerdo con la policía. “Pero no solo estuvo de tránsito, también permaneció dos días en Colombia. Estamos verificando qué actividades desarrolló acá”, dijo Vargas.