Al presidente Iván Duque lo quieren asesinar a como dé lugar. Aparte del atentado en Cúcuta contra el helicóptero en el que viajaba el mandatario con algunos de sus ministros el pasado 25 de junio, SEMANA conoció, en exclusiva, que también estaba listo un detallado plan criminal para matarlo derribando el avión presidencial cerca de Bogotá.
Esta versión aparece consignada en informes reservados y fue corroborada por algunos de los capturados tras el atentado contra la Trigésima Brigada del Ejército en la capital de Norte de Santander y el ataque al primer mandatario. Los detalles son escalofriantes, y las autoridades ya tienen suficiente evidencia.
El nuevo plan contra el presidente se ejecutaría durante una de las aproximaciones de la aeronave al aeropuerto de Catam, ubicado en el norte de la capital del país, justo cuando estuviera sobrevolando a baja altura sobre la población de Funza, Cundinamarca. Desde tierra, francotiradores tenían la orden de dispararles a las turbinas del Fokker F-28, un avión al servicio del presidente de la república. Los atacantes se ubicarían en las veredas El Hato y Las Palmas, a una corta distancia de la pista de Catam (ver mapa).
Uno de los detalles más alarmantes, de acuerdo con los documentos en poder de SEMANA, es que un miembro del esquema de seguridad del presidente Duque sería el encargado de filtrar el dato exacto del aterrizaje del avión a la base militar. “Fuga de información, posible integrante del esquema de seguridad”, se lee en uno de los archivos. Un hombre identificado como alias Richard sería el encargado de dirigir a los francotiradores que atacarían la aeronave.
Para ejecutar el atentado, los implicados compraron una vivienda y dos camionetas desde hace un mes. Asimismo, en los últimos 15 días, diez personas procedentes del Catatumbo, de las llamadas fuerzas especiales de las disidencias de las Farc, llegaron a Bogotá para cometer ese magnicidio.
El atentado contra Duque, según el informe reservado, se iba a concretar con fusiles tipo Barrett, calibre 50 mm, y explosivos tipo “rampa o llovizna”.
El plan criminal fue denominado por las disidencias de las Farc y los narcos como “Objetivo Colombia 6”. Con el fin de garantizar que el presidente viajara a Cúcuta de forma urgente, además del atentado contra la Trigésima Brigada, el grupo criminal también pretendía atacar el comando de la Policía en Norte de Santander con un carro bomba y explosivos lanzados desde rampas fijas, ubicadas a 200 metros.
Además, planeaban atentar contra la Sijín de la Policía, en el sector Corral de Piedra, en Cúcuta, con explosivos llevados desde Tibú a esa ciudad. El material, al parecer, fue almacenado en una vivienda del barrio Cerro Pico, donde funciona una chatarrería. También pretendían activar carros bomba en la sede de la Fiscalía y el Palacio de Justicia, en Cúcuta. Para ello pensaban usar un bus o un vehículo de alta gama, con placas venezolanas.
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