Cuando el nuevo coronavirus se empezó a propagar por el mundo en 2019, también se generó un torrente de información sobre la pandemia, y generó preocupación en la población en general. Para el control de los contagios, se desarrollaron diferentes vacunas, que han demostrado alta eficacia y seguridad tras haber sido autorizadas por las autoridades sanitarias. Sin embargo, aún surgen dudas y mitos sobre las vacunas, y ya se han hecho más ensayos clínicos que aclaran cuestiones sobre su impacto en la salud en general y en la salud sexual y reproductiva en particular. Así, ha quedado aclarado que las vacunas contra el COVID-19 no afectan el tamaño del pene ni tampoco la fertilidad de los varones.
Por Infobae
“Las vacunas contra el COVID-19 no modifican en absoluto el tamaño del pene ni afectan la fertilidad de los seres humanos”, señaló a Infobae la doctora Leda Guzzi, integrante de la comisión de Comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología y médica infectóloga de la Clínica Olivos y del Hospital Santa Rosa del partido de Vicente López.
En tanto, el Jefe de Servicio de Urología de Ruber Juan Bravo 39 y coordinador de la Unidad del Varón de España, Francois Peinado Ibarra, también negó cualquier impacto negativo de las vacunas sobre el tamaño del pene. “La pérdida de longitud de pene puede darse por otras razones como la edad, el aumento de peso, cirugía por cáncer de próstata, tabaquismo, el uso de determinados medicamentos, enfermedad de La Peyronie u otro tipo de enfermedades”, dijo el doctor Peinado Ibarra.
En lugar de las vacunas en sí mismas, algunos efectos secundarios pueden influir en la reducción del apetito sexual indirectamente. “La disminución del apetito sexual puede ser por la fiebre y el malestar general de los efectos secundarios de la vacuna y a los factores psicológicos, sociales y biológicos que han propiciado un incremento de la disfunción sexual debido al miedo o la ansiedad provocados por la pandemia”, remarcó Peinado Ibarra.
“Tanto la calidad y la cantidad de los espermatozoides es sensible a numerosos factores y por ello están en constante cambio. Se ha demostrado que las vacunas no influyen de ningún modo -detalló el médico español-, ya que estos factores están sujetos a múltiples circunstancias relacionadas con el alivio sexual, directamente influenciado por los factores psicosociales provocados por la pandemia”.
En junio pasado, se difundió un estudio en la revista JAMA de la Asociación Médica Estadounidense que analizó las características del esperma de varones antes y después de la vacunación con dos dosis de vacunas de ARN mensajero y no encontró diferencias estadísticamente significativas con hombres que no las habían recibido.
Ese estudio se realizó porque en los Estados Unidos aún hay personas que vacilan en aplicarse la vacuna, y uno de los temores es que afecte su fertilidad. Se llevó a cabo en la Universidad de Miami, con el liderazgo del doctor Ranjith Ramasamy, que trabaja en el departamento de Urología.
“En este estudio de los parámetros espermáticos antes y después de 2 dosis de una vacuna COVID-19 de ARN mensajero, no hubo disminuciones significativas en ningún parámetro espermático entre esta pequeña cohorte de hombres sanos”, escribieron los autores del trabajo.
“Dado que las vacunas contienen ARN mensajero y no el virus vivo, es poco probable que la vacuna afecte a los parámetros de espermatozoides. Aunque estos resultados mostraron aumentos estadísticamente significativos en todos los parámetros espermáticos, la magnitud del cambio está dentro de la variación individual normal y puede estar influida por la regresión a la media. Además, el aumento puede deberse al mayor tiempo de abstinencia antes de la segunda muestra. Los hombres con oligospermia no experimentaron un mayor descenso”, agregaron.
En cuanto a la salud femenina, la doctora Guzzi comentó que “hay algunos estudios en curso que están evaluando si la vacuna produce algunos trastornos en el ciclo menstrual. Hasta el momento, todos los reportes hacen referencia a trastornos menstruales transitorios, reversibles y sin impacto clínico relevante”.
Antes, había circulado otro tipo de información falsa sobre las vacunas contra el COVID-19. Por ejemplo, circularon posteos en redes sociales con videos que afirmaban que las vacunas contra el COVID-19 dejaban magnetizadas a las personas que las reciben, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos salieron a advertir la falta de veracidad de los posteos y los videos. “No. Recibir la vacuna COVID-19 no le producirá magnetismo, ni siquiera en el lugar de la vacunación, que suele ser el brazo”, señaló en su página web.
La agencia, que depende del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, informó que “las vacunas COVID-19 no contienen ingredientes que puedan producir un campo electromagnético en el lugar de su inyección. Todas las vacunas COVID-19 están libres de metales como el hierro, el níquel, el cobalto, el litio y las aleaciones de tierras raras, así como de cualquier producto manufacturado como la microelectrónica, los electrodos, los nanotubos de carbono y los semiconductores de nanohilos”.
También se resaltó que “la dosis típica de la vacuna COVID-19 es inferior a un mililitro, lo que no es suficiente para permitir que los imanes sean atraídos a su lugar de vacunación, incluso si la vacuna estuviera llena de un metal magnético”.
Las vacunas pueden tener efectos secundarios, pero es normal que ocurran y deberían desaparecer al cabo de pocos días. Por lo general el organismo necesita dos semanas después de la vacunación para generar protección contra el coronavirus que causa la enfermedad COVID-19. No se considera que una persona tenga la protección completa otorgada por cada vacuna hasta pasadas 2 semanas después de la segunda dosis o dos semanas después en el caso de las vacunas de dosis única.