Virginia Oliver , la “Dama de la langosta” que pesca a los 101 años en EEUU

Virginia Oliver , la “Dama de la langosta” que pesca a los 101 años en EEUU

Virginia Oliver, de 101 años, ata las muelas de una langosta en una lancha en Penobscot Bay, Maine, el 31 de julio del 2021. JOSEPH PREZIOSO AFP VIA GETTY IMAGES

 

En su bote frente a la costa noreste de Estados Unidos, Virginia Oliver, de 101 años, maneja con destreza el cuerpo resbaladizo de una langosta mientras coloca bandas elásticas alrededor de sus pinzas, como lo viene haciendo desde que tenía siete años.

Por El Nuevo Herald





Esta mujer centenaria es quien tiene la licencia más antigua para pescar langostas de todo el estado de Maine, sino del mundo, según historiadores locales.

Tres días a la semana, sale a las aguas frente a la pequeña ciudad de Rockland con su hijo Max, de 78 años, quien la ayuda a tripular el barco que su difunto esposo bautizó “Virginia” en su honor.

“Voy a hacer (esto)… hasta que muera”, asegura la mujer de cabellera blanca. “La gente me dice ‘¿Por qué lo haces?’ Porque quiero. Soy lo suficientemente mayor para ser mi propio jefe”.

Conocida por sus amigos como Ginny y para algunos como la “Dama de la langosta”, ha vivido en Rockland toda su vida, en la misma calle donde nació en 1920.

“Ginny es increíble”, dice David Cousens, un pescador de langostas y expresidente de la Asociación de Pescadores de Langosta de Maine.

“Ha estado pescando desde que tengo uso de razón, obviamente. Tiene 101 años, todavía va, unos tres días a la semana está aquí, por lo general está aquí temprano en la mañana”, cuenta.

Virginia se levanta a las 3:30 de la madrugada y se dirige al mar a las 5:00. Ya sea en su camioneta o en el Chevy 1956 de Max, madre e hijo conducen hasta una cala privada y van en su pequeño bote hasta el barco de langostas, amarrado más lejos.

Virginia y Max tienen unos cientos de trampas en el agua y trabajan juntos para sacarlas. Max arrastra las trampas con un cabrestante mientras su madre mide, amarra y coloca las langostas en la bodega.

Con botas de agua, impermeable y guantes de goma, ella se para sobre el tanque de almacenamiento y toma una por una las langostas para inspeccionarlas mientras su hijo se las pasa.

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