Los humanos alteramos constantemente el mundo. Incendiamos campos, convertimos bosques en tierras de labor, cultivamos plantas y criamos animales. Pero no solo remodelamos nuestro mundo exterior: diseñamos nuestros mundos interiores y remodelamos nuestras mentes.
Por: El País
Una manera de hacerlo es alterando nuestro software mental, por así decirlo, con mitos, religión, filosofía y psicología. La otra, cambiando nuestro hardware mental: el cerebro. Y esto último lo hacemos con sustancias químicas.
Hoy en día, los humanos usamos miles de compuestos psicoactivos para alterar nuestra experiencia del mundo. Muchos de esos compuestos derivan de plantas y hongos; otros, los fabricamos. Algunos, como el café y el té, aumentan la capacidad de atención; otros, como el alcohol y los opiáceos, la disminuyen. Los fármacos psiquiátricos afectan al estado de ánimo, mientras que las sustancias psicodélicas alteran la percepción de la realidad.
Alteramos la química del cerebro por todo tipo de razones, con el uso recreativo, social, medicinal o ritual de sustancias. En ocasiones, los animales salvajes consumen fruta fermentada, pero hay pocas pruebas de que coman plantas psicoactivas. El entusiasmo por embriagarnos y colocarnos nos convierte en animales inusuales. Pero ¿cuándo y por qué empezó todo?
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