Los talibanes han vuelto al poder a Afganistán después de 20 años y quieren reafirmar su autoridad por todos los medios a su alcance, incluida la bandera.
Desde que entraron en Kabul el 15 de agosto, tras una ofensiva militar sorprendentemente rápida y exitosa, los islamistas impusieron su bandera en todos los edificios oficiales, las comisarías y las instalaciones militares.
También han sido acusados de haber castigado a las personas que ondeaban la bandera nacional negra, roja y verde aunque no ha habido ninguna directriz al respecto por parte del movimiento islamista.
El domingo en Kabul varios vendedores proponían en sus comercios la bandera de los talibanes, blanca, con una inscripción religiosa escrita en negro y con el nombre de su régimen: Emirato islámico de Afganistán.
“Nuestro objetivo es difundir la bandera del emirato islámico en todo Afganistán”, declaró a la AFP Ahmad Shakib, uno de los vendedores, sin querer decir si él era partidario de los islamistas o no.
La visión de los talibanes, encaramados en sus vehículos y ondeando su estandarte, ha aterrorizado a los afganos en estas últimas semanas, conforme avanzaban por diferentes provincias y ciudades rumbo a Kabul.
En cuanto tomaban el control de una nueva región uno de sus primeros gestos era reemplazar la bandera nacional por la suya.
Para una gran parte de la población, que no ha olvidado el brutal régimen talibán que gobernó el país de 1996 a 2001 y siente escalofríos al ver de nuevo al movimiento en el poder, mantener la bandera nacional es un acto de resistencia.
Numerosos afganos se han arriesgado a salir a las calles de Kabul y de otras grandes ciudades con esta bandera nacional en las manos, sobre todo el jueves, cuando se celebró el 102º aniversario de la independencia del país.
En la capital, las personas ondearon la bandera nacional en un convoy de vehículos que recorrió las calles a bocinazos. En otros lugares, hombres y mujeres se congregaron en los bordes de las carreteras mostrando la bandera del país.
En las redes sociales, la bandera también se ha convertido en símbolo de resistencia. Personalidades públicas, deportistas y simples ciudadanos la muestran como una reivindicación frente a lo sucede en Afganistán.
El miércoles pasado, los talibanes lanzaron disparos al aire en la ciudad de Jalalabad, al este del país, para dispersar a decenas de personas que protestaban contra la retirada de la bandera, según la prensa local.
“Mi corazón está aquí, con esta bandera. Nunca la abandonaré”, decía un habitante de la localidad. “Mátennos, dispárennos, pero no abandonaremos esta bandera”, insistía.
AFP