En plena evacuación de Afganistán, el pasado lunes, cuando la retirada de Estados Unidos de Kabul avanzaba hacia su conclusión prevista al día siguiente -el 31 de agosto-, se informó de que ISIS-K -la rama afgana del Estado Islámico- estaba lanzando un nuevo ataque: al menos media docena de cohetes de artillería de calibre 107 milímetros se dirigían al Aeropuerto Internacional Hamid Karzai.
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Según algunos informes, uno de estos cohetes se arqueó antes de alcanzar su objetivo y se estrelló contra las calles de Kabul, pero sus cinco ‘hermanos’ iban directos al aeropuerto internacional de Kabul, donde los vuelos de evacuación seguían en marcha. Ahí entró en juego el sistema C-RAM del Ejército de Estados Unidos.
Los cañones Guardian C-RAM (Counter Rocket and Mortar) desplegados por el Ejército de EE. UU. en el aeropuerto son una de las tecnologías más punteras del país norteamericano en lo que a defensa aérea se refiere.
Este sistema autónomo basado en un remolque combina un radar en forma de cúpula y un sensor de infrarrojos con un cañón Vulcan Gatling de 20 milímetros capaz de escupir 4.500 rondas de alto explosivo por minuto, produciendo un sonido muy parecido a una sierra circular. Los proyectiles que no impactan en un objetivo están diseñados para detonar en el aire para mitigar posibles daños colaterales.
Los C-RAM del aeropuerto de Kabul fueron capaces de abatir a tiros todos los cohetes de artillería del ISIS-K con sus miles de proyectiles de 20 milímetros. Según los informes, los fragmentos de los cohetes y los proyectiles de cañón cayeron sobre el municipio de Aria, que está directamente adyacente a la esquina suroeste del aeropuerto.
Posteriormente, ISIS-K publicó un mensaje en las redes sociales en el que se atribuía la responsabilidad del ataque, que no causó víctimas según el ejército de Estados Unidos.
Según Forbes, los proyectiles “eran probablemente cohetes Tipo 63-2 ampliamente diseminados o un clon de fabricación regional, con una ojiva TNT de 2.9 libras y un alcance máximo de 5 millas”. “Lo más probable es que se montó un estante horizontal de cohetes en un camión de plataforma, oculto debajo de una cubierta antes del lanzamiento, que probablemente se activó de forma remota después de que el conductor desembarcó. Dichos cohetes no son muy precisos, pero son lo suficientemente grandes como para causar un daño significativo si uno aterriza cerca de un edificio, vehículo o personal”, añaden.
De dónde viene este sistema
El C-RAM es una variante terrestre de Phalanx Close In-Weapon Systems montado en buques de guerra de la Armada de EE. UU., destinado a servir como una última defensa contra los misiles antibuque entrantes y, como tal, diseñado para atacar de forma autónoma las amenazas que pueden detectarse con solo segundos para responder antes del impacto.
Desde 2005, el Ejército lo ha utilizado ampliamente para contrarrestar los sistemas de cohetes y morteros, que los insurgentes y las milicias pueden obtener fácilmente y utilizar ampliamente para bombardear periódicamente bases militares estadounidenses en Irak y Afganistán.