Hace veinte años, el mundo fue sacudido por los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York. Este hombre cayó 29 pisos y sobrevivió milagrosamente.
Es difícil olvidar dónde estabas el 11 de septiembre de 2001, el sentimiento de horror y absoluta incredulidad por lo que estaba sucediendo, el mayor ataque terrorista que nuestra generación y quizás el mundo haya presenciado.
Por News
Traducción libre de lapatilla.com
La cobertura subsiguiente de 24 horas fue difícil de olvidar. Para los estuvieron ahí, las cicatrices mentales y emocionales son difíciles de curar.
El primero de los cuatro ataques terroristas coordinados, orquestados por Osama bin Laden, fundador de la organización terrorista islámica extremista al-Qaeda, golpeó la Torre Norte del complejo del World Trade Center en el Bajo Manhattan a las 8.46 a.m.
En total, 2.996 personas perdieron la vida ese día, un sinnúmero de personas más resultaron heridas, las familias quedaron destrozadas y muchas aún sufren dos décadas después del trauma de ese día.
Milagrosamente, algunos vivieron para contarlo.
El neoyorquino Pasquale Buzzelli, cuya esposa Louise en ese momento estaba embarazada de siete meses de su primera hija, llamada Hope, era una de esas personas.
Pasquale, ingeniero estructural de la Autoridad Portuaria, acababa de llegar al trabajo y se dirigía a su oficina en el piso 64 de la Torre Norte del World Trade Center.
“El elevador comenzó a subir, y de repente, las luces parpadearon, el elevador se sacudió, se sintió como si cayera, nos miramos el uno al otro, pensando: ¿Qué acaba de pasar?”, contó a 60 Minutes.
Sin que Pasquale lo supiera en ese momento, 29 pisos más arriba, el vuelo 11 de American Airlines había atravesado uno de los edificios más emblemáticos del mundo.
Así que llamé a mis esposa y le dije: “Louise. No te alarmes, estoy bien, todo está bien, solo, ¿puedes encender la televisión y decirme lo que ves?”. Y ella le respondió: “Oh, Dios mío. Un avión chocó contra tu edificio”.
Cayó 18 pisos cuando la Torre Norte se derrumbó, se sentó sobre una pequeña losa de concreto y, milagrosamente, sobrevivió.
Pasquale fue una de las dos únicas personas que cayeron con las torres y sobrevivieron y una de las 16 que serían rescatadas de los escombros: Tenía un pie roto, algunas quemaduras y raspaduras, pero, por lo demás, estaba notablemente ileso.
“Todavía recuerdo el olor, todavía recuerdo los sonidos. Podría … prácticamente repasar en mi cabeza, paso a paso, como un video”, confiesa Pasquale.
Su esposa, Louise recuerda que Pasquale llamó a casa por segunda vez y le pregunte: ¿Dónde estás?
“Estoy, todavía estoy aquí, estoy aquí”, respondió Pasquale
“¿Todavía estás en el edificio?”, repreguntó Louise. “Sal, ¿por qué sigues ahí y estoy tan enojada?”.
Pero impulsado por el olor a humo del fuego que ardía arriba, Pasquale se dio cuenta de que era hora de irse. “Recogimos todo, uh linterna, mojamos algunas toallas y esas cosas, y comenzamos a bajar las escaleras”.
A las 9:59 de la mañana, la Torre Sur se derrumbó repentinamente.
A estas alturas, Pasquale estaba en el hueco de la escalera de la torre norte y sus compañeros de trabajo sintieron que el edificio temblaba, aún no sabían por completo que la Torre Sur se había derrumbado o del terrible peligro en el que se encontraban.
“Así que continuamos nuestro camino hacia abajo, pasamos, los bomberos simplemente dijeron: Sigue adelante, es un camino recto, sigue adelante, sigue adelante “, recuerda Pasquale.
“Y luego, bajamos quizás un par de pisos más, en el piso 22 todo comenzó a temblar. Escuché gritos, la gente detrás de mí gritando,de repente, todo se oscureció”, relata el hombre.
“El edificio empezó a temblar violentamente. Escuché todo, el fuerte estruendo desde arriba, me sumergí en una esquina, me puse en posición fetal y me enterré contra una esquina, así que si algo grande o pesado estaba cayendo, al menos tenía dos lados que podría protegerme”, pensó Pasquale en ese instante
“Sentí la pared junto a la que estaba acostado, se agrietó y el piso se derrumbó, y me quedé metido en posición fetal con los ojos cerrados”, revive el neoyorquino.
“Sentí esta ráfaga de viento, mientras me caía y una sensación abrasiva como un chorro de arena, y me quedé metido, estaba siendo golpeado. Vi, algunos destellos de luz al ser golpeados en la cabeza. Solo recuerdo haber dicho: No puedo creer que así sea, Dios mío, no puedo creer que así sea como voy a morir”, comenta.
“Pensé en mi esposa, en mi hija por nacer y rece: Por favor, solo Dios, por favor, cuídalos y haz que sea una muerte rápida”, exclamó Pasquale.
Reflexionando, Pasquale describe “Todavía recuerdo esa sensación, la caída libre. Cuando me desperté y abrí los ojos. Yo estaba incrédulo: Esto es imposible, no sé cómo pude haber sobrevivido a eso”, asombrado recuerda Pasquale.
Para Pascale “Estar allí en los días inmediatamente posteriores a los ataques fue una experiencia surrealista. Había tantos relatos de decisiones tomadas en una fracción de segundo que significaban la diferencia entre la vida y la muerte”.
“Todos decían: Oh, estás vivo por una razón, debes sobrevivir por una razón, estás aquí para hacer cosas increíbles. Solo quería tener una vida normal y estar ahí para nuestra familia. Tengo este regalo y quiero aprovecharlo al máximo”, asegura Pasquale