Su nombre es Pony y hace 18 años vive en un refugio para orangutanes, tratando de volver a confiar nuevamente en las personas y sin poder vivir en la naturaleza a causa de los traumas y secuelas que le quedaron de sus años de maltratos.
Por Infobae
En 2003, 35 policías armados entraron a un burdel de Indonesia para realizar un rescate de lo más insólito, pues por muchos años en ese lugar habían tenido a una orangután esclavizada y víctima de abusos sexuales.
Antes de su rescate, Pony era una de las principales atracciones de un burdel en Borneo, al cual acudían trabajadores de una granja de palma cercana que no tenían mucho dinero para pagar por una buena compañía.
Ella era la “solución” para saciar su apetito sexual por poco dinero, y sorprendentemente era toda una sensación.
Era un suplicio diario, Pony permanecía encadenada en el burdel, y cada dos días le afeitaban todo su cuerpo para dejarla “lista” para los clientes. Esto le causaba llagas en la piel, irritaciones, la exponía a los mosquitos y a enfermedades.
También la maquillaban, obligando a usar labial, mascarillas, vestidos, pelucas, cadenas y todo tipo de artefactos para hacerla “más atractiva”, pero que solo servían para hacer su situación más degradante.
A Pony la enseñaron a hacer actos sexuales desde muy pequeña, cuando fue arrebatada de los brazos de su madre y vendida quien sabe cuantas veces antes de dar a parar a aquel prostíbulo.
Cuando la rescataron, dicen los expertos, la orangután ya llevaba mucho tiempo siendo abusada. Un primate de esta especie se queda con su madre entre los seis u once primeros años de vida. Por lo que la separación de Pony debió ser muy traumática.
Hoy, con 24 años, sigue al cuidado de la Borneo Orangutan Survival Foundation, viviendo en uno de sus centros de rehabilitación.
“Pony está viviendo una vida saludable dentro del complejo en estos días. A la edad de 24 años, su condición actual, la falta de habilidades y comportamiento naturales, no le permite ser colocada en otro tipo de recintos”, dice en una comunicación reciente con The Sun el portavoz de la fundación Nico Hermanu.
La fundación cuenta con una isla santuario donde tiene orangutanes rescatados, pero Pony todavía no está apta para vivir allí a causa de sus traumas.
“Esperamos que algún día pueda tener la oportunidad de vivir en la isla santuario. En el complejo en el que se aloja, Pony siempre muestra un apetito saludable por las frutas y las herramientas de enriquecimiento que le brinda nuestro equipo”, agrega.
De acuerdos con expertos consultados por este medio, el tráfico de orangutanes es un fenómeno que viene en aumento y que con la deforestación se ha convertido en una de las principales amenazas de la especie.
Dicen que en la actualidad, redes como Instagram y Facebook se usan para comercializar orangutanes en el mercado negro, los cuales pueden llegar a costar unos 14.000 dólares.
Nadie sabe exactamente cuánto tiempo Pony fue abusada antes de ser rescatada del burdel en Indonesia.
“Fue horrible. Ella era una esclava sexual, era grotesco. Estaba cubierta de abscesos, y le pusieron maquillaje y aretes. Debe haber estado sufriendo mucho. Fue horrible pensar en lo aterrorizada que debe haber estado”, dijo Michelle Desilets, que trabajó como directora de la Borneo Orangutan Survival Foundation UK cuando Pony fue rescatada.
“Cuando descubrí que la usaban para la prostitución y no solo una mascota, me horroricé. Quizás en mi ingenuidad nunca había pensado que fuera humanamente posible hacerle algo así a un animal”, dijo por su parte la conservacionista danesa Lone Droscher-Nielsen, quien formó parte del equipo que rescató a Pony en 2003.
Ese rescate necesitó la intervención de agentes armados de la policía, pues la comunidad estaba reacia a dejar ir a la orangután, pues era una buena fuente de ingresos.
“Fueron amenazados con pistolas y cuchillos (los rescatistas). La señora (dueña del burdel) lloró amargamente cuando se llevaron a Pony”, contó Michelle.
Cuando por fin la liberaron de sus cadenas, Pony se encontraba en una condición física horrible, con la piel gravemente infectada y sin poder dejar de rascarse.
“Conocí a Pony poco después de que la rescataran. Su resistencia es asombrosa. A pesar del trauma, mantuvo la dignidad y el sentido del humor. Tenía la mejor personalidad y aprendió a confiar muy rápidamente, a pesar de lo que había pasado”, agregó Michelle.
El proceso para readaptar a Pony no fue sencillo, primero tuvieron que hacerla confiar nuevamente en las personas, para que los cuidadores le pudieran dar tratamiento adecuado en su nuevo hogar.
Tuvieron que aislarla de hombres, pues no confiaba en ellos, y poco a poco hacerla sentir segura nuevamente.
“Después de su cuarentena, la llevábamos al bosque con los orangutanes más jóvenes, todavía solo mujeres”, explica Lone.
“A medida que mejoraba, poco a poco se le fueron presentando cuidadores masculinos. Ya no parecía tenerles miedo y estaba feliz con cualquier compañía que pudiera tener. Finalmente, la trasladaron a una de las islas”, agregó.
Lamentablemente, debido a su falta de habilidades de supervivencia y al hecho de que pasó demasiado tiempo en cautiverio humano, nunca será liberada de nuevo en la naturaleza.
Sin embargo, ahora, 15 años después, goza de buena salud y vive en un recinto en el Centro de Rehabilitación Nyaru Menteng con otros siete orangutanes, y ha aprendido a hacer nidos y forraje.
Aunque trágica, la historia de Pony es de supervivencia y contó con un final feliz para cómo empezó, una suerte con la que no corren muchos orangutanes traficados en el mercado negro.
Según expertos, estos primates son muy apetecidos, en especial cuando son bebés, pues son animales muy lindos que parecieran hacer excelentes mascotas.
Nada más lejano de la realidad pues cuando crecen se vuelven ingobernables.
Se célula que alrededor de mil orangutanes son asesinados cada año para que sus bebés puedan venderse en el mercado negro. Por cada bebé de orangután vendido, se estima que al menos otros cuatro mueren.
Es demasiado fácil vender o comprar un simio como Pony, un dato inquietante que nos enfrenta a la extinción muy real y bastante próxima de la especie.