Como tú, pasé una semana bastante asqueado del tema político. Creo que tú llevas un poco tiempo más, pero créeme que te entiendo. En mi caso, ese asco no es por los partidos del G4, que esta semana anunciaron una nueva traición a la ciudadanía venezolana y, con ello, su capitulación, anunciando su participación en la farsa electoral de noviembre; cada vez que ellos salen con eso siento alegría, porque se confirma nuestro planteamiento. El asco me lo produce ver compañeros, muy allegados algunos, que a estas alturas de lucha –23 años- todavía como que no entienden nada de lo que enfrentamos y se prestan para hacerle el juego al régimen, “encampañándose” para esta nueva farsa. Gente buena, con la que incluso he pensado en varias oportunidades en luchar desde una misma plataforma; pero cuando uno los ve en estas, se pregunta: ¿Será que espero que pase esta farsa para jalarlos? Y la respuesta es un rotundo no; porque en otra oportunidad, cuando el régimen lance una nueva trampa, se irán otra vez a hacerle el juego. Llevan todos estos años en eso.
Como yo tengo también años luchando, como tú –aunque creo que menos que tú; pero los tiempos de cada quien son valiosos, independientemente de la cantidad-, e incluso decidí sacrificar buena parte de mi edad productiva a esta lucha, me he cuestionado como tú si seguir en esto o renunciar. Y empiezo a pensar en cosas:
¿Alguien me obligó a quedarme aquí? No, por lo que debo asumir mi barranco.
¿Alguna vez pensé que esto sería fácil y rápido? Tampoco y también lo asumo, se avanza y se retrocede; en una perspectiva amplia, hemos avanzado más de lo que retrocedido.
¿Qué me fijé yo como meta? Servir desde el poder en mi estado. ¿Que ahorita estoy lejos? Yo considero que muchísimo, pero en la medida en que me desactive lo estaré cada vez más.
¿De qué depende la liberación de Venezuela, en los términos como lo hemos planteado nosotros: desde la raíz? Pues de nosotros mismos, los venezolanos, luchando contra un monstruo de mil cabezas. Y ahí es donde sí creo que debemos ser aún más propositivos y activos, con la creación y ejecución de esa nueva plataforma política sin infiltrados, cuya necesidad varios actores nacionales han anunciado. Eso tiene muchas implicaciones, sobre todo personales: porque es tiempo, es plata e incluso es hasta un riesgo. Pero hay que empezar por lo que te digo, esta vaina solo depende de nosotros.
¿Y si me voy del país con mi familia, que está en un país “tranquilo”? Ok, seguramente salga ganando yo en mi vida personal: crezca profesionalmente, gane plata, me compre mis propias cosas, tenga una vida como cualquier persona honesta y capaz sueña tenerla. Pero, ¿y mis hijos? ¿Y mis nietos? ¿Tendrán eso mismo? Porque de otra cosa también estoy seguro: si seguimos renunciando a esta lucha, huyendo o desactivándonos, en 30 años –antes decía 40, pero todo avanza tan rápido- no va a haber un rincón del mundo donde podamos escondernos de estos “actores”. Porque tú y yo vivimos y padecemos Venezuela, pero estamos claros de que este conflicto es transnacional. Y mira los errores que, por distintos motivos, han venido cometiendo la ONU, Estados Unidos, la Unión Europea. Entonces eso me pone a decidir: ¿Soy parte de la claudicación o de la lucha? ¿Decido por mi vida solamente y me olvido de mis hijos y de mis nietos, que no han nacido? ¿Elijo vivir “bien” y “tranquilo” en otro país –o incluso aquí mismo, enchufándome, callándome y haciéndome el loco-, sin luchar por esta causa y abonando a que mis hijos y mis nietos tengan una vida de dolor, sufrimiento y muerte? Porque ese es el plan que está en marcha internacionalmente y tú y yo lo sabemos: que muy pronto todos terminemos aprendiéndonos a palos el Corán, matando mujeres y supeditados a toda clase de totalitarismos. Y ellos han avanzado.
En definitiva, lo que te quiero decir con todo mi corazón es que esta lucha es, por diseño, jodidísima. Pero para ganarla debemos hacer como la canción: ser como el junco, que se dobla, pero que siempre sigue en pie.
No está mal caerse y tampoco cuestionarse, como lo estamos haciendo tú y yo hoy. Lo que sí me parece que no está bien –en personas como tú y como yo- es dejar todo tirado. Y, ojo, con esto no digo tampoco que haya que quedarse a juro amarrado y esclavizado en Venezuela; uno puede irse a otro lado y seguir contribuyendo con la causa. Pero tú quieres y vas a ser un actor clave en la transformación de nuestro país. Personas como tú y como yo, si realmente queremos eso, debemos seguir y dar el ejemplo de vida de constancia, coherencia y servicio público a todos aquellos que aspiramos que nos acompañen en esta lucha, ahora en esta anunciada nueva plataforma, y que mañana trabajen con nosotros para transformar este país. Hay demasiado por hacer y no hay tiempo que perder, es de vida o muerte.
Lo que yo te mando es que tengas valor y seas valiente. No tengas miedo ni te acobardes, que contigo está el Señor, tu Dios, en cualquier cosa que emprendas.
(Josué 1:9)
@PedroDeMendonca