Este hecho se inscribe en un marco crítico de alimentación infantil en el cual 28% de los menores de cinco años sufren riesgo de desnutrición crónica, mientras en algunas zonas del país 13% lo padece en grado agudo. Tal es el balance real de aquellas promesas del caudillo lenguaraz, de una revolución dedicada a “los niños de la patria” y la ruinosa gestión de su sucesor: un país en el cual los niños son huérfanos del Estado.
Por décadas, Venezuela ostentó estadísticas de vida de su población infantil, envidiables para el resto del continente. Hoy, recibimos urgidos la asistencia del Programa Mundial de Alimentos de ONU, por fortuna, contamos también con humanitarias ONGs como Cáritas y otras instituciones, algunas asediadas por la policía política, que mitigan en alguna medida las carencias de nuestros niños.
Este drama, que parece no tener dolientes en el oficialismo, nos trae a la memoria a las mujeres de nuestros mandatarios durante la democracia, como Menca de Leoni, Alicia Pietri de Caldera, Blanca Rodríguez de Pérez. La primera, creadora de la Fundación del Niño en 1966, la segunda, del maravilloso Museo de los Niños. Todas ellas fueron admiradas por su dedicación al cuidado de la salud, la alimentación y la educación de nuestra población preescolar y escolar.
Va nuestro recuerdo y admiración por esas respetables Primeras Damas, quienes sin necesidad de postura de guerreras de utilería, demostraron ser, y así serán siempre recordadas, auténticas combatientes en defensa de los derechos de los niños del país.