Todavía retumban en los oídos de Maduro el “Libertad para nuestros ciudadanos (…) donde existan elecciones transparentes, donde se respeten los derechos humanos y las libertades políticas de los opositores a nuestros gobiernos” que valientemente le expresó el presidente Guillermo Lasso, así como lo sacó de sus casillas el presidente Mario Abdo Benítez, al expresarle “Mi presencia en esta cumbre, en ningún sentido ni circunstancia representa un reconocimiento al gobierno del señor Nicolás Maduro (…) y creo que es de caballeros decirlo de frente” y no menos contundente fueron las palabras del presidente Lacalle, que aún mantienen en cólera al tirano cuando afirmó que participar en la cumbre de la CELAC no significaba ser “complaciente con países donde no hay una democracia plena (…) donde se utiliza el aparato represor para acallar las protestas cuando se encarcelan opositores”, “con voz tranquila pero firme debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela”.
Otro palazo contundente, aunque el presidente Iván Duque no asistió, fue el de la cancillería colombiana que aseguró, “El gobierno de Colombia al igual que otros países que han desconocido el poder de facto que ejerce Nicolás Maduro en Venezuela como resultado de la elección del 20 de mayo de 2018 (…) expresa su rechazo a la participación del mismo en la VI cumbre de Jefes de Estado y de Gobiernos de la CELAC”.
Lo que quedo también al desnudo, es la complicidad con que actúan los integrantes del club del populismo internacional. Son demasiado descarados a la hora de protegerse entre ellos. Es inocultable que entre los acuerdos de esos socios del Foro de Sao Paulo, está la regla de darse ayudaítas entre los cubanos y los mexicanos, entre Maduro y los nicaragüenses jefaturados por la pareja Ortega-Murillo, mientras que la dupla argentina apaga los fuegos que amenazan con chamuscar semejante alianza del tango. Dejan a la vista de todo el mundo por donde apuntan los pasos del presidente Andrés Manuel López Obrador: a imitar el modelo del Socialismo del Siglo XXI. Esa es una franquicia que pretenden imponer en América Latina, por eso ya es noticia la intención del gobierno peruano de copiar para ese país la Ley RESORTE de factura venezolana.
Lo cierto es que a Maduro no le cantaron rancheras, como esa de “volver, volver”, porque de seguro, si algo le quedó de la Cumbre de la CELAC, es un amargo sabor a repudio. Maduro es mal visto en todos los escenarios, aunque pretendan acomodarlos o manipularlos. El rechazo es demasiado grande para pretender esconder un elefante detrás de la mano de un niño. Por eso lo que arropó las primeras páginas de los periódicos y los titulares que destacaban en todos los portales noticiosos es que a Maduro no lo respetan como jefe de estado, que sigue firme la declaración de ilegitimo que se desprendió de aquel fraude electoral del 20 de mayo de 2018.
En medio de esa ventolera azteca, en España se escucha el ruido de las castañuelas anunciando los pio, pio del Pollo Carvajal. Ese general que fuera el mandamás de los servicios de inteligencia tanto de Hugo Chávez como de Nicolás Maduro, ahora es el gran dolor de cabeza, no solo para los chavomaduristas, sino que están temblando los socios de esa comparsa en Madrid. Todo parece indicar que el Pollo soltará el pico, o la lengua y dejara muy mal parado a los líderes de esa izquierda de caviar que se beneficiaron de dinero venezolano.
Otro palo que le dieron a Maduro fue la decisión de una instancia judicial española a la cual habían acudido los representantes de la dictadura a reclamar 25 millones de Euros depositados en la banca de Madrid a nombre de la CVG. Pues bien, en ese tribunal “le dieron hasta con el tobo” a Maduro, al igual que el sistema judicial de Inglaterra que se negó a entregarle las toneladas de oro que siguen a resguardo del gobierno interino.
Finalmente tenemos que el balance es pésimo para Maduro: Alex Saab a punto de poner un pie en gringolandia, el Pollo Carvajal por ese mismo camino, mientras va dejando un reguero en España y no son de aceitunas, los informes de entes internacionales como los de la ONU le siguen poniendo marcas en el rostro que los define como violadores de derechos humanos. Una verdadera palamentazón.
@CYsmayel