El estado andino, con sus atractivos turísticos, en el pasado era reconocido por sus calles limpias y pulcras plazas. Hoy la realidad es otra: los problemas en la recolección y disposición final de los desechos sólidos en colapsados vertederos han transformado a la entidad en un lugar donde reina la suciedad.
Por: Corresponsalía LaPatilla
El régimen ha fracasado también en el manejo y disposición de los desechos sólidos. No ha encontrado una estrategia idónea para resolver este problema, incluyendo el asunto relacionado con los vertederos en diferentes estados del país, y Mérida no es la excepción, sobre todo cuando es un secreto a voces que en la actualidad hay unas cuantas empresas que se lucran con el “manejo de la basura”.
Para Carlos Unshelm, presidente de la Fundación Ambiental para el Manejo Integral y Sostenible de los Residuos y Desechos Sólidos (Fundamisredes), los vertederos de desechos sólidos del estado Mérida se encuentran colapsados. Los recolectores de la zona Panamericana deben trasladarse hasta el estado Zulia para depositar allá toda la basura, ya que no es posible hacerlo en depósitos más cercanos.
Según Unshelm, los municipios del Valle del Mocotíes y otras zonas deben dirigirse hasta el establecimiento en Onía, municipio Alberto Adriani, que también podría cerrar. El vertedero asignado a la zona metropolitana y municipios satélites que dependen de Lomas del Calvario, se encuentra en pésimas condiciones para la disposición final de los desechos. El estado Mérida genera aproximadamente 700 toneladas de basura por día.
De acuerdo con el presidente de Fundamisredes, el foco del problema está en la forma tradicional, obsoleta, deficiente e insostenible de cómo funciona el sistema de recolección en la ciudad de Mérida. No existen suficientes camiones, porque muchos están varados por falta de repuestos y, por lo tanto, pasan por las comunidades uno o dos días cada dos semanas.
Esto ha incidido en que no se pueda recoger el 65% de la basura que se genera en la capital merideña. Los continuos cierres del vertedero de El Calvario, que es el más cercano a la ciudad, aunado a la falta de combustible, también son factores que han afectado muchísimo la recolección de los desechos.
Aproximadamente el 80% de la basura producida en Venezuela está expuesta en los sitios de acopio, siendo un foco de contaminación, generador de problemas ambientales, pero también de salud pública.
Participación ciudadana
Para la diputada por el estado Mérida de la Asamblea Nacional legítima, Carmen María Sivoli, es muy importante educar a los ciudadanos, quienes no pueden seguir protestando solo porque los entes que deben recoger los desechos no cumplen con sus responsabilidades.
“Es necesario que se reclame y se pida cuentas, no solo porque nos recogen o no los desechos, sino también por la forma en cómo están siendo tratados estos desechos, qué se hace con ellos, si lo que se cobra tiene como destino mejoras en el servicio, porque los ciudadanos deben ser parte de las soluciones a los problemas”, indicó la diputada.
Considera que Venezuela debería estar desde hace años aplicando una política de separación de desechos. Si hubiese sido así, el problema ya estuviera resuelto, pero existen intereses en mantener el problema y a la población sin educación al respecto.
El costo del servicio es otro de los aspectos considerados por Sivoli, quien instó a las alcaldías a invertir en programas de educación ambiental que muestren la necesidad de separación de desechos en las comunidades y el uso de estos recursos para la autogestión de sus necesidades.
Un rostro sucio
La situación en la recolección irregular de los desechos afecta a los merideños y a su principal fuente de ingresos: el turismo. Para el presidente de la Corporación Merideña de Turismo (Cormetur), Luis Millán, el problema está causando molestias a las comunidades y, sobre todo, en aquellos espacios públicos que son para el disfrute de los merideños.
“Las plazas son los principales espacios públicos que están siendo afectados por los problemas en la recolección de residuos, ya que los desechos se van acumulando, lo que afea a la ciudad, pero también afecta a la salud de los propios y visitantes. Se está afectando a las comunidades, pero también al turismo”, destacó Millán.
El turismo nacional ha sido fuertemente golpeado por la crisis económica, política y social que aqueja al país. Mérida también ha padecido esta calamidad. Luego llegó la pandemia y la escasez de combustible, lo que ha perjudicado a quienes visitan la entidad y a los camiones que recogen los desechos. Todos estos factores han afectado al turismo, que es el motor que mueve la economía del estado andino.
Faltan recursos
La situación de los desechos en Mérida es de vieja data, sobre todo lo relacionado con las condiciones de los vertederos. Simón Valdez, exalcalde de Mérida, resaltó que los merideños quieren ver retribuido lo que cancelan en un servicio de calidad, y eso es lo que no se les está ofreciendo.
Para Valdez, la gestión actual de la alcaldía ha buscado soluciones, pero no cuenta con los recursos financieros para materializarlas, ya que el régimen de Maduro no cumple con los aportes presupuestarios que corresponden a los municipios. Sin dinero no hay mejoras en los camiones, no hay diésel y, por lo tanto, se acumulan los desechos en las ciudades.
“Es necesario buscar mecanismos que permitan contar con recursos suficientes para cubrir el costo del servicio del aseo urbano. Mérida fue una ciudad de las más limpias del país y debemos seguir conservando esa imagen por nuestra salud y la de las generaciones futuras”.
Al cierre de este reportaje se alertaba sobre la clausura nuevamente del vertedero de desechos “El Calvario”, el cual recibe la basura de cinco municipios. La maquinaria de este vertedero no es suficiente para remover las toneladas de desechos sólidos que a diario se depositan allí. Tras el anuncio, los merideños sin esperanza de solución, seguirán ahogados por la basura.
Voces de la comunidad
Saúl Santiago: “Es necesario que con todos los servicios públicos se gire un recibo para que los ciudadanos sepamos qué estamos cancelando, al menos, por vía electrónica, pero no llegan. El aseo urbano se pagaba con la luz y ahora nadie sabe dónde cancelarlo. No existe rendición de cuentas ni qué es lo que se cobra”.
Rubén Darío Mercado: “El servicio básico se ha prestado, pero también los ciudadanos colocan los desperdicios en sectores donde no deben. Además, las tarifas no son accesibles. El pago no se corresponde con la situación del país. Debe haber una relación con el ingreso que gana el venezolano. Si en una familia ganan 4 dólares o 5 dólares, que es el sueldo que tiene la mayoría de los venezolanos, ¿cómo podrían cancelar 2 o 3 dólares por este servicio?“.
Pablo Rubio: “El aseo urbano de la parroquia Milla es muy deficiente, aunado a que llegan personas de otras comunidades a arrojar sus desperdicios en ese sector y en el río Milla, dañando las cuencas hidrográficas. Hay dos situaciones: es verdad que falla el servicio de recolección, pero se suma la inconsciencia de los ciudadanos”.