Quienes lo conocieron pueden dar fe de que Su Emcia. Revma. era un hombre con una fe incuestionable, férreo en la defensa de sus valores y dulce, como el que más, para con toda su grey. Pródigo en bendiciones, sonrisas y enseñanzas. Generoso y compasivo, pero también muy fuerte de carácter.
Siempre estuvo preocupado por su país, de hecho, seguía el acontecer político con avidez… y también con mucha preocupación; y sus cuitas no eran exclusivamente por causa del chavismo, sino también debido al talante (In) moral de algunos factores de la oposición. A quienes le conocieron les consta la lucidez de sus pensamientos, y la solidez de sus convicciones. Semanalmente solía compartirnos sus reflexiones escritas, siempre vigentes y, por demás oportunas.
Su pérdida es irreparable y dolorosa, pero nos deja el consuelo de una vida bien vivida, fructífera y llevada hasta una merecida ancianidad, acunada por el pacífico retiro de sus funciones cardenalicias y la tranquilidad de haber dejado una iglesia sólidamente cimentada en piedras vivas que seguirán su labor pastoral.
La Iglesia perdió un príncipe y los venezolanos un líder espiritual, pero a todos nos quedó un ejemplo a seguir, una valiosa fuente de inspiración cuya voz potente, como un trueno, retumbará a lo largo del tiempo en nuestros corazones y (quiera Dios) en nuestras conciencias, guiándonos por el recto camino del bien que en vida se empeñó en trazarnos.
Como caraqueño y venezolano lloro a mi cardenal, como caballero rindo honores a quien en vida fuese el Gran Prior de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén en Venezuela, y como creyente me consuelo en la certeza absoluta de la vida más allá de la muerte física.
“Dale Señor el descanso eterno, y brille para él la Luz Perpetua. Que descanse en paz”. Amén.
¡Dios bendiga la memoria del Cardenal Jorge Urosa Savino!
@VJimenezUres