En las profundidades del Macizo de Chimantá se encuentra La Cueva Charles Brewer, una de las más impresionantes de nuestro país. La atmósfera de la gigantesca formación rocosa cuenta con extraordinarias características naturales nunca antes halladas. Traspasar los límites para ingresar nunca fue tarea fácil. Además de su complicado acceso, la oscuridad se impone sobre los rayos de luz, lo que genera una sensación fascinante y a la vez espeluznante.
Lleva el nombre del reconocido naturalista, fotógrafo y escritor venezolano quien hizo el descubrimiento en compañía de 11 exploradores. Karen Brewer, hija del historiador, participó en una de las expediciones hacia la gruta. En esta oportunidad, será nuestra guía para recorrer un sendero mágico dotado de muchos secretos. Así que alista tu equipaje, mantén la adrenalina y únete a nosotros en este viaje inolvidable.
Por Elizabeth Gutiérrez / lapatilla.com
Ubicada en la cima del Churi Tepuy, en el Macizo del Chimantá, al sureste del estado Bolívar. Se encuentra bordeada por cuarcita con 23.4 km de longitud y 110 m de profundidad, posicionándose como la más grande de Venezuela y el mundo.
Por mucho tiempo se dijo que la gruta de mayor dimensión era la Imawarí, también de cuarcita, en el Auyantepuy. Sin embargo, la viajera aclaró la confusión al explicar que: “El acceso al libro con toda la información que se publicó sobre la cueva Charles Brewer-Carías era reducida. Estamos trabajando para que todos tengan acceso y puedan ver lo grandioso de este lugar”, resaltó.
La conquista
Charles Brewer se interesó en la cueva de cuarcita en uno de sus viajes del año 2000 mientras volaba sobre El Chimantá. “Observó un pequeño agujero como un puente en una de las paredes dentro del cañón, e inmediatamente notó que tal río podría corresponder a un resurgir de un gran sistema fluvial subterráneo. Intentó decirle al piloto que diera la vuelta para ver ese hueco pero él le respondió: ‘Esta montaña está llena de huecos’. A pesar de que intentó organizar inmediatamente una expedición para explorar la montaña, nadie mostró interés en ayudarlo”, contó Karen.
Pasaron dos años más para ir a la conquista junto a 11 exploradores. Llegar hasta el corazón del largo camino subterráneo resultó desafiante para todos, pero se armaron con las mejores herramientas para indagar qué había en lo más recóndito de esta mística fosa. Asimismo, fue nombrada Charles Brewer en su honor por los demás expedicionarios.
“Cuando nuevamente volaba por encima del Macizo para hacer unas fotografías con un estereoscopio aéreo y estudiar la topografía de la montaña, pudo empezar a preparar helipuertos para transferir a los 11 acompañantes que se comprometieron a pagar el helicóptero”, manifestó la hija de Charles.
Karen, quien ha recorrido toda Venezuela, amante de la naturaleza y fiel defensora de la biodiversidad, no participó durante la exploración inicial en 2002 por los riesgos que representaba el trayecto. Más adelante, se convirtió en la primera mujer en pisar la gruta. “Luego de demostrarles que había pocas personas tan preparadas como yo, pude acompañarlos en una expedición que se realizó en 2009”, resaltó.
Una dimensión asombrosa
La investigadora describió su experiencia como una de las más significativas de su trayectoria. “Lo primero que vimos fueron unos grillos que viven bajo el agua. Tienen unos pelitos que atrapan aire alrededor de su cuerpo y tienen su propio ‘tanque de oxígeno’, y se sumergen para buscar comida. Muy peculiares, con antenas para sentir la química del lugar, ya que son casi ciegos”, compartió.
Sobre la prodigiosa aventura igualmente agregó: “La encontré enorme, sin sensación de claustrofobia sino más bien lo contrario. Es tan enorme que la linterna no puede alumbrar el techo ni las paredes de los lados. Sólo un pequeño círculo delante de tus pies. Total oscuridad, no sabes si es de día o de noche”, resaltó.
Desde el punto de vista científico, reveló que es el hogar de cientos de asombrosas “bioespeleotemas”, un tipo de mineral vivo que solo existe en Venezuela, y que aumentan su tamaño a una velocidad aproximada de 1mm cada siete mil años. “Encontramos ejemplares de más de un millón de años, con eras glaciares marcadas en su interior. Eso nos puede ayudar a entender mejor la historia de nuestro planeta”, comentó.
¿Es accesible para todos?
Alcanzar la cumbre de El Chimantá supone múltiples riesgos. Según Brewer, el acceso es sumamente complicado pues la única forma de atravesar la cueva es en helicóptero. De hecho, hizo referencia a algunos especialistas en escalada que intentaron llegar a pie, pero fue imposible.
“No solo el acceso en helicóptero es complejo, sino que debes tener buenas condiciones físicas y entender que en cualquier momento puedes sufrir un grave accidente. Está formada por derrumbes y grandes rocas con enormes caídas y huecos. Varias veces sentí el peligro inminente”, confirmó.
Sus profundidades sin explorar aún se mantienen en secreto. “No hemos encontrado el final y apenas estamos empezando a estudiar los bioespeleotemas. ¿Qué maravillas esconden? Es lo que nos preguntamos diariamente”, aseguró Karen.
¿Llegará el día que podamos descubrir el gran enigma que oculta esta cueva venezolana?