A pesar de la voluntad de la oposición en Venezuela para remover el inmovilismo que mantiene a Maduro atrincherado en el poder, las elecciones de gobernadores y alcaldes de noviembre siguen sin contar con las necesarias garantías.
De ahí que haya provocado inquietud la decisión precipitada del jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, de enviar observadores al margen del Europarlamento.
El dirigente opositor Leopoldo López, expatriado en España desde que consiguió huir de la tiranía chavista en octubre de 2020, alerta hoy en una entrevista en EL MUNDO de que «Maduro busca una legitimidad que no tiene y es muy peligroso que Europa se preste a eso».
No le falta razón a López cuando subraya el «riesgo de que la UE legitime un fraude electoral». Desde estas páginas, no nos hemos cansado de lamentar la indolencia de la comunidad internacional para presionar al régimen bolivariano, que ha arrastrado al país caribeño a una situación insostenible, con violaciones sistemáticas de los derechos humanos y la condena a los venezolanos a una situación de miseria.
Ayer mismo, la corrupta tiranía se vio obligada a quitar seis ceros a su moneda, la tercera conversión monetaria del chavismo, para tratar de hacer frente a una hiperinflación que lleva años descontrolada y que se suma a la escasez de un sinfín de productos de primera necesidad.
La situación tan calamitosa que hoy se padece en Venezuela provoca episodios tan dramáticos como el del español Ángel Cerdeño, corresponsal de Telecinco en Caracas, quien ha fallecido a los 38 años.
Según ha relatado una compañera, empezó a sentirse mal.
Ahí comenzó el periplo habitual que cualquiera debe sufrir recorriendo centros hospitalarios en la urbe para que en alguno se le pudiera hacer una revisión. En los dos primeros a los que acudió le dijeron que no contaban ni con médicos. La falta de medicinas y material sanitario es común en todos los hospitales.
Cuando Cerdeño fue atendido al fin, se le envió a su casa diciéndole que desconocían lo que le pasaba; poco después falleció. Esta es la realidad social de un país tan rico en recursos al que sin embargo la dictadura bolivariana ha hundido. Leopoldo López reclama por ello un giro en la política del Gobierno respecto a Venezuela con el nuevo ministro Albares, que deje atrás la nefasta etapa de Laya.
Claro que mientras el Ejecutivo siga integrado por Podemos, un partido con tantos vínculos con el chavismo como los que esta semana denunciaba ante la Justicia El Pollo Carvajal, se antoja muy difícil que Moncloa lidere en la UE la ansiada posición de firmeza contra el chavismo y su impunidad.