Después de su premiado documental “Free Solo” sobre un escalador atrevido, Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin se debruzaron sobre una aún más impresionante historia de la vida real: el rescate, en 2018, de “los chicos de la cueva” de Tailandia.
La pareja se quedó perpleja, así como el resto del mundo, ante la complicada y casi imposible operación de rescate ejecutada por buzos, marines y centenares de voluntarios a lo largo de cuevas oscuras e inundadas.
Una vez que los doce chicos y su entrenador fueron sacados de forma milagrosa de su prisión subterránea, los cineastas se juntaron con National Geographic para contar la historia de “El Rescate”, que se estrenará el 8 de octubre.
“Nos movió como humanos, como padres asiáticos y como contadores de historias. Creo que ésta es una de las grandes historias de los últimos diez años”, Vasarhelyi le dijo a la AFP.
Los directores se debruzaron sobre 87 horas de material nunca antes visto obtenido de la marina de Tailandia después de dos años de negociación en los cuales jefes militares “dijeron no de cada forma posible”, recordó Chin.
“Para mí no era justo, si el material existía, el mundo tenía que verlo”, agregó su esposa, Vasarhelyi.
El material de detrás de cámaras muestra el momento eufórico en que dos buzos británicos regresan de la entrada de la cueva anunciando que habían localizado a los chicos, y el precario sistema utilizado para trasladarlos en camillas afuera de la cueva.
Pero la producción se centra principalmente en las personalidades y las historias de los improbables héroes del rescate.
Las habilidades únicas y los artilugios caseros del grupo de aficionados de mediana edad fue lo que les permitió alcanzar secciones de la cueva a las cuales los buzos militares no podían acceder.
“Aquí están estos guerreros del fin de semana, uno es un bombero retirado, otro un meteorologista y otro un consultor de informática, un electricista”, dijo Vasarhelyi.
“Son como desadaptados, se sienten extraños, ellos encontraron propósito en esta muy extraña subcultura de buceo de cuevas durante los fines de semana, que fue lo que les permitió ser los mejores del mundo”.
Los buzos no sólo aparecen en las entrevistas, sino que reencarnan momentos clave del rescate en cámara para la película.
“Esta es la primera película que hacemos en la que no estamos presentes para la acción principal”, dijo Vasarhelyi.
“La única forma de realmente entender la gravedad de atar los brazos de un niño atrás de su espalda y poner su cabeza bajo el agua es cuando lo ves”.
– “Arriesgar todo” –
Las entrevistas revelan detalles espeluznantes sobre el rescate, que exigió que los niños fueran sedados.
Muestra un buzo que, trayendo a un niño, se desorienta y termina nadando en sentido contrario a la cueva anterior después de perder su cuerda de buceo.
Otro accidentalmente se hirió a sí mismo con una inyección de ketamina cuando estaba bajo el agua con un niño que recobraba la consciencia. Afortunadamente, la inyección estaba vacía.
Para Vasarhelyi, una de las características más emocionantes del rescate fue el riesgo que asumieron los buzos aficionados, que fueron advertidos de que podrían terminar presos en Tailandia si uno de los niños moría y recibieron planes de salida en caso de que el rescate fallara.
“Si tú eres la única persona en el mundo que puede salvar a estos chicos, ¿vas a arriesgar todo para tratar de hacerlo? y, ¿cuál es la consecuencia de eso?”, se preguntó ella.
“Creo que incluso la posibilidad de ir a la cárcel palidecía frente a vivir con saber que participaste en la muerte de 13 personas”, opinó.
Quien no figura en la película es Elon Musk, quien viajó a Tailandia con un prototipo de un minisubmarino que fue rechazado por los buzos que lo consideraron imposible de usar.
“Esta es una historia tan rica, que este hecho en particular no tuvo impacto en el rescate”, dijo Vasarhelyi. AFP