La reina del pop libró una de las batallas más férreas para recuperar su libertad, pero, ¿por qué le fue removida en primer lugar?.
Por infobae.com
En días recientes, la historia de Britney Spears sonó con más fuerza que nunca. No la de la tierna niña del Club de Mickey que con el tiempo fue comercializada como un ícono sexual, ni la historia de una joven atormentada que cayó en las drogas, enloqueció y decidió raparse la cabeza. Sino la historia real, una de prohibiciones, explotación y, ultimadamente, libertad.
Según se retrata en el último documental de la batalla que emprendió la cantante de Baby one more time contra la tutela que designaba a su James Spears como su tutor legal, Britney vs Spears, todo comenzó con un divorcio muy complicado, fruto de una relación muy abrumadora también.
El breakdown de 2007: Puntos clave
Britney y Kevin Federline, presuntamente muy enamorados, contrajeron matrimonio en el 2004 luego de sólo tres meses de noviazgo. Luego de dos años y de traer al mundo a dos varones, Sean Preston y Jayden, ella pidió el divorcio. En general, sus fanáticos aplaudieron la separación: Britney volvería a los escenarios y recuperaría el éxito que cosechó durante la década de los 90 e inicios del 2000.
Incluso, durante el documental Britney: for the record, ella reconoció que el enlace fue un error: “Creo que me casé por las razones incorrectas”, dijo. “En lugar de seguir mi corazón y hacer algo que me haría realmente feliz, lo hice por la idea que tenía de todo”. Así que, desde esa fecha en adelante, todo estaba en camino a mejorar. O eso parecía.
En noviembre de 2006, Spears obtuvo la custodia de los dos menores, según se reportó en distintos medios de comunicación. El padre tendría derecho a ver a sus hijos tres veces a la semana y ella parecía recuperar su vida. Sin embargo, todo fue cuesta abajo cuando se embarcó en lo que muchos llamaron una “fiesta sin fin” y aprovechaba para salir de fiesta con amigas tan polémicas como Lindsay Lohan y Paris Hilton.
Flashes de sus partes íntimas a la prensa, desmayos en antros, entrevistas bizarras y duras críticas por manejar a altas velocidades con su hijo en el regazo; todos ellos, escándalos que desembocaron en un hecho que le dio la vuelta al mundo: las imágenes de la cantante rapándose la cabeza en una estética en Los Ángeles, California.
Ocurrió el 21 de febrero de 2007, cuando Britney voló desde Miami, Florida, en donde estuvo internada un día en rehabilitación. Su estadía en aquel centro de recuperación habría sido más por presión de su familia que por voluntad propia. A su llegada, hizo una parada en casa, luego, sus guardaespaldas y ella hicieron el viaje hasta una estética. Ahí, pidió a la peluquera que la dejara completamente calva, aunque ella se negó, de acuerdo con lo que reportó CNN aquel día.
Acto seguido, y para la sorpresa de los paparazzi que la esperaban fuera del local, según se puede apreciar un un video del hecho del canal X17, Britney comenzó a raparse, dejando en el suelo la mítica melena dorada, que en ese momento era pelinegra, en el suelo. Luego hizo otra parada en un estudio de tatuajes y adquirió dos de ellos, uno en la muñeca y otro en la parte baja del abdomen.
Por si eso no fuera poco, días después ocurrió el famoso ataque a un automóvil con una sombrilla. Y aquello marcó no sólo el destino de la cantante, sino el de toda su familia y el de la cultura pop. En aquel entonces, Britney tomaba algunos medicamentos, especialmente Adderall, según confesó el polémico exnovio de la cantante, Adnan Ghalib, quien fue duramente señalado por los fanáticos por presuntamente haber querido sacar provecho económico a su relación.
El mánager de aquel momento, Larry Rudolph, llamó un “rocky moment”, algo así como una etapa muy atropellada, a lo sucedido, pero no eran las pastillas las que habían causado el colapso en su totalidad, sino el control que sentía que otros tenían sobre su vida: “Mi vida estaba controlada por demasiada gente y eso es algo que no te permite ser tú misma. Eran otros los que tomaban todas las decisiones por mí”, dijo en una entrevista a Yedoit Ahornot en 2017.
“Estaba perdida y no sabía qué hacer con mi vida. Lo único que quería era complacer a todo el mundo a mi alrededor, porque así es como realmente soy”, explicó al medio israelí. Sin embargo, Britney estaba a punto de perder el control de su vida a una escala que no se conocía en el mundo del espectáculo y que se mantuvo por más de una década.
La tutela de Jamie Spears: un caso que sacudió el mundo del espectáculo.
Después de eso, Spears se internó en rehabilitación por segunda ocasión y, aunque prometía ser la misma de antes, eso no sucedió. En buena parte la presión mediática sobre Britney era enorme y los medios documentaban cada paso quedaba, muchas veces manipulando su imagen.
Finalmente, el 1 de octubre de 2007, Spears perdió la custodia física de sus hijos. Sufrió de diferentes episodios que terminaron en el hospital. El primero, cuando presuntamente se negó a entregar a los niños a su exmarido, quien tenía la custodia temporal. Al resistirse, la policía fue a su hogar y ella fue trasladada al Hospital Monte Sinaí, en Los Ángeles, según reportó la revista People.
A finales de enero de 2008, Spears fue hospitalizada por segunda ocasión en el centro médico de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), presuntamente porque sufría de insomnio y llevaba ya varios días sin dormir.
Su estancia en aquel hospital se alargó por más tiempo del esperado y también se especuló que terminó en un cuarto de aislamiento. A la par, su representante, Sam Lufti, aseguró que Spears estaba en tratamiento psiquiátrico por problemas mentales.
Y aquí fue cuando entró en juego una de las piezas fundamentales en la historia de Britney Spears: su padre, James Spears, también conocido como Jamie. Hasta ese momento, según el documental Britney vs. Spears, Jamie se había mantenido al margen de la vida de Britney. Su madre, quien había sido más cercana a ella, se había esfumado luego de una fuerte pelea entre ambas.
La salud de Britney iba en deterioro: se le diagnosticó con demencia y se consideró que ya no era capaz de cuidarse a sí misma. Por esta razón, el 1 de febrero de 2008, un tribunal de los Ángeles otorgó la tutela temporal de su hija a James. A finales de ese mismo año, la tutela se convirtió en permanente.
No sólo del patrimonio, sino de muchos otros detalles de la vida personal de la cantante que ella revelaría más de una década después. Aunque continuó trabajando en proyectos como el disco Circus, que se estrenó en el 2008 y Femme Fatal, en el 2011, y en show en Las Vegas y participaciones en The X Factor, su carrera distaba de ser lo que era: sus fanáticos cada vez la notaban más “robotizada”.
El acoso y el control que ejerció su padre y demás figuras sobre su vida alcanzaron límites insoportables. Desde su derecho a decidir sobre su maternidad o poder manejar su propio auto, hasta ser espiada por su padre, quien incluso puso una grabadora en su habitación, según se reportó en el documental Controlling Britney Spears.
“Ayudó a varias personas vinculadas a la tutela, principalmente su padre, James Spears, a controlar casi todos los aspectos de su vida”, contó Alex Vlasov, exmiembro del equipo de seguridad de la cantante de 39 años afirmó que Jamie Spears, de 69 años, monitoreaba todos sus movimientos.
Finalmente, en palabras de Britney: “He vivido en shock y he sido traumatizada. Sólo quiero mi vida de vuelta (…) así que esta tutela me ha hecho más bien que mal”, expresó durante una audiencia que tuvo lugar en junio de 2021, en donde contó a detalle lo que atravesó desde aquel día en el 2008, cuando Jamie se convirtió en su tutor.
Free Britney: el poder de las redes sociales
En el 2021, después de una férrea pelea en los tribunales, Jamie fue finalmente removido como responsable del matrimonio de Britney, valuado en USD 60 millones. No obstante, la figura continúa vigente hasta el 31 de diciembre de este año, cuando se celebrará una audiencia para definir si el acuerdo legal llegará a su fin, luego de 13 años.
Sin embargo, no habría sido posible sin el apoyo de sus fanáticos; quienes desde el 2019 evidenciaron sus sospechas sobre las situaciones que vivía Britney bajo la tutela, quien continuamente decía que “todo estaba bien”, en redes sociales.
A ellos, Britney les agradeció cuando logró obtener su libertad: ““El movimiento Free Britney… no tengo palabras”, afirmó Spears. “Porque por ustedes, chicos, y su constante capacidad de resiliencia para liberarme de mi tutela, ahora mi vida va en esa dirección”, aseguró la cantante en una publicación en Instagram. “Anoche estuve llorando durante dos horas porque mis seguidores son los mejores y yo lo sé. Siento sus corazones y ustedes sienten el mío. Lo sé y es verdad”, compartió.