Lo del “viaje al centro” es un antiguo camelo de la corrección política, que parte de la base de que ella es, como su nombre lo indica, lo correcto. Así, y con paradójica topografía, la izquierda viene a ser el centro, que es lo que está bien. Lo que se aleja de la izquierda no es el centro, y por lo tanto está mal.
Este absurdo llega a ser entrañable, porque un artículo del periódico afirmaba que Isabel Díaz Ayuso conecta con el votante “más joven y extremista”. Cuando uno recuerda los datos, a saber, que Ayuso ganó en todas partes de Madrid, incluyendo las zonas supuestamente de izquierdas, uno se asombra ante la cantidad de jóvenes y extremistas que anidan en la Comunidad madrileña.
Pero el diario El País no subraya el dato sino el relato, a saber, denunciar al PP por extremista, porque resulta que Pablo Casado tiene coincidencias con Vox, partido que siempre es definido como ultra. Lógicamente, el periódico no dedica ese prefijo a Podemos, a Bildu o a ERC, que debe pensar que no son en absoluto ultras. No ha criticado a Pedro Sánchez por pactar con ultras. Pero sí a Casado, porque posterga el viaje al centro.
Deliciosa es también su información económica. Suben los precios, y el diario cubre la noticia en dos páginas pero sin una sola línea sobre la oferta monetaria: parece como si la inflación no tuviera absolutamente nada que ver con la cantidad de dinero. El doctor navarro, Martín de Azpilcueta, ya sabía que eso es un camelo en el siglo XVI.
En El País, empero, no se han enterado, y machacan con la corrección política: qué malo es el mercado que sube la luz y “hurga aún más en la herida de la desigualdad, al golpear más a los hogares vulnerables”, emocionante retórica que no despliega a la hora de ponderar las subidas de impuestos que acometen los gobernantes progresistas. De hecho, parece que esos gobernantes no tienen nada que ver con el problema que valerosamente pretenden resolver.
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 10 de octubre de 2021.