Un número récord de 4,3 millones de personas renunciaron a sus empleos en agosto, lo que demuestra la considerable ventaja que tienen los trabajadores en la economía actual.
Por CNN
Alrededor del 2,9% de la población activa renunció en agosto, frente al 2,7% de julio, según el informe Job Openings and Labor Turnover Survey (JOLTS), publicado este martes. Se trata de la tasa de renuncia más alta desde que se empezó a elaborar el informe a finales de 2000.
El número de trabajadores que renunciaron aumentó en 242.000 con respecto a julio, a medida que un mayor número de estadounidenses exigen un salario más alto, mejores condiciones de trabajo y acuerdos laborales más flexibles. El número de personas que renunciaron aumentó en los servicios de alojamiento y alimentación, el comercio al por mayor y la educación estatal y local.
“Si no estás contento con tu trabajo o quieres un aumento, en el entorno actual es bastante fácil encontrar uno nuevo”, dijo Gus Faucher, economista jefe de PNC. “Estamos viendo que la gente está expresando su voluntad”.
Las empresas siguen lidiando con una grave escasez de trabajadores. Las ofertas de empleo se mantuvieron muy altas a finales de agosto, con 10,4 millones, según el informe JOLTS. Sin embargo, esta cifra supone un descenso de 659.000 puestos de trabajo con respecto a finales de julio.
Las cifras demuestran que la escasez de trabajadores fue aún peor de lo que se pensaba este verano. El número de puestos de trabajo vacantes en julio se revisó al alza, hasta los 11,1 millones, un récord desde que se empezó a elaborar este informe en el año 2000.
Una “edad de oro” para los trabajadores
Joe Brusuelas, economista jefe de RSM, dijo que podríamos ser testigos del inicio de la “edad de oro del trabajador estadounidense”.
“El trabajador estadounidense confía ahora en que tiene poder de negociación y puede obtener un salario razonable, además de influir en las condiciones de trabajo”, dijo Brusuelas.
Ese poder de negociación proviene de su voluntad de abandonar los trabajos que no le gustan y buscar otros nuevos. Y este cambio no se centra simplemente en la economía, sino en una reevaluación más amplia en torno a la calidad de vida y el propósito.
“Esto es lo que ocurre después de las grandes guerras o depresiones”, dijo Brusuelas. “Es difícil de detectar cuando se está en ella, pero hemos pasado por una conmoción que provocó un cambio inesperado en la población. Y tardaremos algún tiempo en asimilarlo”.
Todo esto ayuda a explicar por qué los empleadores, incluyendo fábricas, empresas de transporte, restaurantes, empresas de construcción y escuelas, están teniendo problemas para encontrar trabajadores.
A largo plazo, esta transformación de la mano de obra será positiva, ya que permitirá que más personas encuentren satisfacción en sus carreras y que las empresas tengan empleados más felices. Y puede permitir que más trabajadores ganen un salario digno y contribuyan a la economía en general, aliviando la alarmante brecha entre ricos y pobres.
A corto plazo, sin embargo, la escasez de trabajadores seguirá complicando la reapertura de la economía mundial, contribuyendo al aumento de los precios, la tensión en la cadena de suministro, la escasez de productos y los retrasos en los envíos.
“Hace falta un tiempo para que estas cosas se solucionen por sí solas”, dijo Faucher, de PNC.