La presidente de la Comisión Especial de Justicia y Paz Delsa Solórzano exigió el pasado jueves ante la sede del PNUD, junto a familiares de presos políticos, cumplir con el mandato del Consejo de Derechos Humanos.
“No pueden permanecer como mirones de palo en un país donde están matando a los presos”, exigió Solórzano, tras consignar un documento en el que reseñan la delicada situación de los presos de conciencia.
La defensora de Derechos Humanos responsabilizó al régimen por la muerte del General Raúl Isaías Baduel, desestimando la versión de la dictadura que aseguró que fue producto del Covid-19.
“Ese señor que dijo que fue por Covid-19, horas antes de que le hicieran la autopsia, fue el mismo que dijo que Fernando Albán salto de una ventana en un edificio sin ventanas. Lo mataron y punto”, dijo.
Refiriéndose a los autores materiales de los crímenes de lesa humanidad, dijo: “cuando el régimen quiere salvarse hace cualquier cosa, vean lo que ocurrió con el capitán Acosta Arévalo que lo asesinaron, su asesino dijo que lo había hecho por órdenes superiores , pero la responsabilidad penal es personal”, dijo.
Solórzano pidió a los representantes de la ONU cumplir con su trabajo, “los familiares y la víctimas necesitan una verdadera protección y ese es el mandato del Consejo de Derecho Humano de la ONU”.
Aplaudió la valentía de los familiares que pese a los tratos crueles y persecución a los que son sometidos siguen en pie de lucha. “Aquí están para levantar la voz en nombre de sus familiares. Ellos están presos por una única razón: defender la nación y defender la nación jamás será un delito”.
Franklin Caldera, padre del teniente Franklin Caldera Martínez, pidió al régimen parar “tanta tortura para nuestros presos políticos militares y civiles , es increíble como nosotros los familiares tenemos que sacar de donde no tenemos para poder llevarle comida”.
“Yo pasé a ser hipertenso por culpa de esta situación. Le pedimos a la CPI, a todas las organizaciones internacionales que se enfoque en la libertad de nuestros hijos”, dijo.
Por su parte Liliana de Hernández Da Costa, dijo que se atreve a alzar la voz para denunciar la situación irregular al la que está sometido no solo su esposo, el general Hernández Da Costa, sino por todos los presos políticos militares “que en especial han sido los grandes olvidados a la hora de las liberaciones”.
Mientras que Yuraima Paracaipa, narró que su hijo, quien tiene 400 días preso, permanece en Yare 3 donde es difícil llegar, “tengo que caminar más de 40 minutos para llegar. Nos someten a revisiones en las que nos desnudan completamente y obligan a saltar y mostrar nuestras partes”.
“Mi hijo es inocente de todo lo que lo acusan. Está presentando problemas de salud, en la cárcel no hay agua, no hay neveras, tenemos que llevarle todo y somos de Maracay. Yo sufro de fibrosis pulmonar grado dos, es una pesadilla todo esto”, dijo.
Paracaima pidió libertad para todos los presos políticos, “estamos cansados, estamos agotados mental, psicológicamente y económicamente porque en Yare se tiene que pagar por todo, por el agua, por el espacio, por respirar, por eso hago un llamado internacional para que nos ayuden”.