En Ciudad de Panamá, el abogado Raúl Zuñiga marcó el 8 de septiembre de 2016 el ingreso de un cliente especial al despacho de Alemán, Cordero, Galindo & Lee.
MICAERL PEREIRA // ARMANDO INFO
También conocido por la abreviatura Alcogal, este bufete de abogados se especializa en la constitución de sociedades offshore. Es una especie de maternidad y cementerio de empresas de cascarón, donde nacen y mueren artificialmente. Y donde se encargan.
Este cliente era especial. De un total de58 intermediarios financieros reclutados por Zúñiga ese año para Alcogal, era el único del Reino Unido. Su nombre: Aethel Partners. Fundada en Londres en mayo de 2014 por dos directores financieros, la británica Aba Schubert y el portugués Ricardo dos Santos Silva -exempleado de BES Investimento, una filial del poco después desaparecido Grupo Espírito Santo (GES)-, Aethel Partners se ha presentado desde el principio como una firma de capital privado, gestión de “activos alternativos” y servicios financieros de alcance “global”, aunque ha centrado gran parte de su atención en Portugal.
En 2015, Aethel ganó la licitación lanzada para vender el banco Efisa. Este era el brazo de inversión del Banco Portugués de Negocios (BPN), entidad que entró en bancarrota en 2008 y que desde entonces estaba bajo control del Estado portugués.
El banco fue asignado a Pivot, un “cliente” de Aethel, pero el resultado del concurso fue anulado a la postre por falta de autorización del Banco Central Europeo (BCE).
La frustración por esa operación trunca no fue suficiente para disuadir a Aethel de intentar apuestas mayores. En 2017, intentó comprar por 3.800 millones de euros los restos del ex Banco Espírito Santo (BES), colapsado e intervenido en agosto de 2014.
A partir de esa fecha, el Estado portugués aisló la parte “sana” de los negocios del BES y con ella constituyó una nueva entidad, Novo Banco, que fue por la que Aethel hizo la oferta. Finalmente, Novo Banco fue adjudicado al fondo estadounidense Lone Star, una decisión que Aethel cuestionó en su momento.
Como parte del mismo proceso de reprivatización y descarga de activos y deudas, Novo Banco vendió en 2017 su operación en Venezuela al banco local Bancamiga, de la familia De Grazia, y en 2021 su operación en España a Abanca, del financiero venezolano Juan Carlos Escotet.
Todavía en 2019, Aethel adquirió la concesión de las minas de hierro de Torre de Moncorvo, en el distrito de Braganza, noreste de Portugal. Y como para confirmar su capacidad de incidencia, tiene al exministro de Asuntos Parlamentarios (2011-13), Miguel Relvas, como uno de sus principales socios y colaboradores.
Según documentos confidenciales encontrados en la filtración de 11,9 millones de documentos que sirve de base para los Pandora Papers, un proyecto del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) con el diario Expresso de Lisboa y Armando.info de Venezuela, entre 150 medios socios en todo el mundo, hubo otra circunstancia que reforzó el perfil único de Aethel Partners -no solo su origen británico- en esa lista de intermediarios financieros elaborada por Zuñiga en Panamá.
A diferencia de lo que es habitual con los intermediarios que buscan oficinas como Alcogal para encargar empresas de maletín para que sus propios clientes puedan mantener cuentas bancarias u ocultar activos en paraísos fiscales, Aethel no buscaba registrar un nuevo nombre, sino que solo estaba interesada en tomar la propiedad de una empresa offshore que había estado bajo el cuidado de Alcogal desde 2011.
Esa empresa offshore, Clippon FinanceS.A., tenía un pasado complicado, envuelto en sospechas de corrupción. Estuvo estrechamente asociado con el lado más oscuro del último período del banquero Ricardo Salgado al frente de BES y del Grupo Espírito Santo (GES), cuando algunos de sus colaboradores más cercanos recaudaron dinero ilegalmente para inyectar en Espírito Santo International (ESI), el principal holding, empresa del grupo entonces todavía controlada por la familia Espírito Santo, que tenía un agujero de 1.300 millones de euros a finales de 2013.
Los Pandora Papers muestran que ese mismo 8 de septiembre de 2016, el abogado Raúl Zúñiga entregó varios documentos de Clippon a uno de los dos accionistas y directores de Aethel.
Según todos los indicios, fue la británica Aba Schubert quien viajó a la Ciudad de Panamá con el solo propósito de manejar el asunto.
Uno de esos documentos que recibió era un poder notarial para que Schubert pudiera actuar en nombre de Clippon.
Una investigación del diario Expresso de Lisboa, en colaboración con Armando.info en Venezuela, revela exactamente qué había detrás de esa empresa fantasma. Y lo que pasó después.
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