El comercio mundial afronta una situación crítica debido a la escasez de los contenedores utilizados para trasladar mercancía vía marítima, a raíz del impacto de las restricciones de movilidad global que generó la pandemia.
BRIAN CONTRERAS // TALCUAL
Cientos de buques de carga han abandonado sus puertos de origen para trasladar mercancía, pero al llegar a sus destinos, no logran desembarcar el contenido de los contenedores debido a las restricciones de los países receptores.
Como consecuencia, se quedan en las costas paralizados hasta poder desembarcar, lo que ha generado retrasos importantes, pérdidas financieras e incluso el embotellamiento de los principales canales marítimos por la afluencia de buques al mismo tiempo.
Esta situación ha disminuido la disponibilidad de buques que ofrecen servicios de traslado y, con una menor oferta, los precios de los fletes se han disparado en proporciones descomunales.
Por supuesto, esta realidad repercute en los precios de bienes importados y encarece la producción nacional que requiere materia prima del extranjero. Incluso las tarifas de los servicios acaban recibiendo el impacto.
En este sentido, Angel Freytez, especialista en relaciones comerciales entre China y Venezuela, destaca que los efectos de los problemas en materia de comercio internacional son a largo plazo, por lo que la crisis de contenedores empezará a presentar sus consecuencias para el país en los próximos meses y podrían evidenciarse notoriamente en 2022.
«Como Venezuela es una economía relativamente pequeña y los efectos de la crisis de contenedores no los vamos a ver a principios de año sino para el segundo semestre de 2022, vamos a observar que los inventarios no van a ser repuestos. Ojalá estemos equivocados, pero es cuando vemos que se va a producir la escasez y el incremento de los precios de productos», resaltó.
Para resistir el impacto del problema con los contenedores, las políticas gubernamentales deben ser acertadas. Por lo tanto, Freytez resalta que cualquier decisión debe tomarse con base en el entorno comercial y evitar las acciones impulsivas o complacientes con ciertos sectores.
Puso como ejemplo la reciente medida gubernamental de retirar la exoneración de aranceles para 597 códigos de productos terminados, bajo la premisa de que perjudicaban la producción nacional al establecer una competencia desleal.
Una revisión elaborada por TalCual reveló que esta medida no respondía a las necesidades de la producción nacional, pues los aranceles se aplicaban a productos que sin suficiente elaboración como para satisfacer la demanda local.
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